"Let you rest your head on me, if that's what you need, in this teenage dream tonight"                                                  Justin Bieber Fanfic

viernes, 30 de noviembre de 2012

Capítulo 10




Narra Justin.

El dia que ______ y yo nos peleamos, me sentí roto por dentro. Queria demostrarle que era lo más imporante para mi. Que era la única persona que necesitaba para ser feliz. No tenia mucho tiempo, pero con la ayuda de Ryan y los demás preparé el día de mañana. Y quería que todo fuera perfecto.


Narras tú. 

Un golpe seco me despertó. Venía de fuera, de mi balcón. La habitación estaba a oscuras, así que me levante aun dormida y abrí la luz. Eran las diez y media de la mañana. Fui a abrir la persiana, con mi típica parsimonia. Empecé a subirla, y mi sorpresa fue ver un paquete. Un paquete de medidas no muy grandes, más bien pequeñas atado a una cuerda fina que provenía de la habitación de Justin. Salí al balcón, y lo cogí. Recordé el mensaje que Justin me envió anoche.

“será un día lleno de sorpresas”

Entre a dentro, con el paquete en manos. La curiosidad me invadía. Me senté en mi cama, y lo observe. Era un simple paquete de color morado. No estaba envuelto en papel, ni nada. Mis nervios estaban a flor de piel, así que no me hice esperar más, y lo abrí.

Dentro había una foto. Una foto mía. Una foto que se tomo, el día que todos estábamos en la plaza, sin que me diera cuenta. Salía yo, riendo junto a Justin. No entendía nada. Cuando saqué la foto de la caja, vi que debajo de esta había una nota plegada junto a una llave pequeña.
“You've got that smile, That only heaven can make”

Sonreía como una autentica idiota. Justin tenía la capacidad de hacerme feliz, con cualquier tontería. Ese simple detalle me alegro la mañana. Guardé la foto dentro de la caja, y la coloqué dentro de mi armario. Me quede mirando la llave, sin saber porque me la había dado. Seguramente era la llave de un candado, pero no entendía nada. La deje encima el escritorio, y baje en busca de mi madre.

Demasiado tarde, ya había salido a trabajar. Desayune mis cereales de siempre, y subí arriba para ver qué podía hacer. Vi que mi móvil vibraba.

Justin; pensé.

Tenía dos mensajes: Uno de mi madre, recordándome que tenía que enviarle un mensaje cada 5 horas. Y otro de Justin.

“Buenos días princesa. Ha habido un cambio de planes. No voy a poder ir a casa de Ryan, pero tú sí. Te vendrá a buscar María, luego en la acampada nos veremos. Échame de menos, que yo ya lo hago”

No me gustaba el mensaje. No quería estar sola con los demás, aunque me cayeran bien. Quería saber porque no iba a venir, así que luego se lo preguntaría a María.
Decidí demostrar a mi madre, que era el modelo de hija ideal. Así que hice algunas tareas de casa. Empecé ordenando mi habitación, luego pase la aspiradora por el salón y puse los platos en el lavavajillas. Intenté hacer la colada, pero fue un intento fallido.

Acabé reventada, así que subí a ducharme. Justo cuando me estaba aclarando el jabón del cuerpo, el timbre sonó.

-Que oportuno todo – dije estresándome.

Me aclaré rápidamente, me enrolle en una toalla gigante y baje las escaleras a velocidad mortal.

-¡YA VOY! – repetí tres o cuatro veces seguidas.

Miré por la mirilla y vi que era María. Abrí la puerta, escondiendo mi cuerpo detrás de esta.

-Hola – me miro, incrédula – por lo que veo no llego en un buen momento.

-No, es igual – sonreí – pasa.

Necesitaba cambiarme, así que subí arriba a hacerlo.

-Voy a cambiarme – dije, subiendo las escaleras – si quieres, sube a mi habitación.

-Claro.

María era una persona muy alegre, y lo sabía con tan solo haber estado unas horas con ella. Pero hoy, la notaba diferente. Como si me ocultara algo.
Entre al baño, y me puse la camiseta que Justin me dejo el día que estuve en su casa.

Me recordaba a él, y por eso la conservaba como si fuera un tesoro.

-¿De qué me suena esta camiseta? – dijo Maria, riéndose al verme salir - ¿Justin?

-Puede – me reí - ¿Por qué no viene Justin?

María dudo un poco antes de contestarme.

-Tenía que hacer una cosa – me miro – tenemos que irnos. Si llegamos tarde, Ryan se pondrá histérico.

Intentaba averiguar que podría estar haciendo Justin, pero no tenía ni la menor idea.
Me sequé el pelo, bajo la atenta mirada de María.

-¿Puedo elegir que te vas a poner? – se levanto, en dirección a mi armario.

-Como quieras – contesté – es una simple acampada.

Abrió mi armario, y empezó a buscar. Decidió hasta que accesorio me pondría.

-¿Crees que hace falta ir así? – pregunté, mirando su elección – es una acampada.

-Tu póntelo – me dedico una mirada asesina – no me hagas obligarte a malas.

Me vestí con lo que María había elegido (http://www.polyvore.com/sdjllakgf/set?id=40812702)

Iba a coger la mochila, pero ella me lo impidió.

-No te va a hacer falta – sonrío – coge solo tu bolso.

Cogí mi bolso, y guarde todas mis cosas. La llave de Justin, también.
Bajé junto a ella, cogí mis llaves y nos fuimos. Vi un coche aparcado en la entrada de casa.

-Espero que no esté aquí, cuando llegue mi madre – dije, señalando el Volvo Blanco – si no, llamara a la grúa.

Fue entonces, cuando escuche un “pip” y María abrió la puerta del coche.

-¿Te llevo? – dijo irónica

Entre al coche, perpleja.

-No sabía que tenias coche propio – me puse el cinturón.

-No soy la única – dijo, arrancando el motor – Justin también tiene el suyo.

Vaya, la única que no tenia coche era yo. A mi madre no le gustaba la idea de que condujera y a mi padre mucho menos.

Llegamos a casa de Ryan. Me fije en que ni Chaz ni Jasmine estaban. Al preguntar por ellos, nadie me contesto.

Pase toda la comida pensando en Justin, y porque todos actuaban de esa manera tan extraña. Me fije en Blair; me miraba con cara sorprendida, como si supiera algo y se preguntara porque tenía que ser yo.

Mi curiosidad era máxima por saber que planeaba Justin, tanto que no me di cuenta de lo rápido que paso la tarde.

-¿Nos vamos ya? – dijo Ryan, mirando el reloj – son las ocho.

-Si, mejor vámonos – Salí junto a María hacia fuera y entramos en el coche.

-¿Y Ryan? – pregunté.

-Va a buscar a Chaz y Jasmine – me miro – nos lo encontraremos luego.

Maria arranco, sin decir nada más. Justin me prometió sorpresas y las estaba teniendo.
Otra cosa era que me gustaran.

Íbamos hablando, cuando María paro el coche en una gasolinera.

-¿Puedes ir a comprar una cosa? – dijo, buscando algo en su bolso

Dude un instante, no sabía lo que pretendía.

-Si… Claro.

María me pidió que comprara agua, para la noche. Baje del coche, y entre en la típica tienda que hay en la gasolinera. Estaba en la cola, cuando mi teléfono sonó, por 4rta vez ese día.

“Lo siento cielo, ya lo entenderás”

Era un mensaje de María. No entendía nada, hasta que mire hacia fuera. Ni el coche ni Maria estaban.

Me estaba volviendo paranoica. Todo el mundo actuaba de manera extraña, y Justin era el responsable.

Salí a fuera, sin saber qué hacer. El dependiente me miro extrañado, vete a saber que pensaba.

Estaba oscureciendo ya, y yo me encontraba en una gasolinera perdida sin saber qué hacer. Me senté en el suelo, y repose mi cabeza sobre mis rodillas. Buscaba una idea, pero dentro de mis planes nunca se me había ocurrido que me abandonaran en una gasolinera.
Fue entonces cuando mi móvil, volvió a sonar:

“Confía en mi. Sabes que nunca dejaría que te pasara algo malo. Todo tiene una explicación, que ahora mismo sabrás”

Capítulo 9




Narras tú. 

Me besó. Me quedé estirada encima de él. No quería despegarme, ni si quiera se me paso por la mente. Sentía los latidos de su corazón, y estos iban muy rápido. Estaba a gusto con él. Era el único chico que me hacía sentir especial.

-Justin, ¿con cuantas chicas has estado? – pregunté, aún abrazada a él.

-Emm… ¿Más de 50? – dijo, mirándome. – no, es broma. Con 4 o 5. ¿Por?

¿4 o 5? Seguramente, ni se acordara del nombre; pensé.

-Por saber – dije seca.

Me levanté de encima suyo, pero me volvió a atraer hacia él.

-Pero tú, eres la mejor de todas. – Dijo, acariciándome la cara – te lo aseguro.

Me coloqué a centímetros de su cara. Justin me cogió por la cintura, y yo no puede evitar volver a caer en la tentación de probar sus labios. En ese momento, mi vida sufría una sobredosis de felicidad.

-Me gustaría quedarme todo el día así, pero no es posible – levanté mi cabeza, de encima su pecho mostrándole así, la gran sonrisa que invadía mi cara – Tengo que comer algo.

Me levanté, y él hizo lo mismo. Me senté en una de las sillas que había en el jardín, junto a la mesa donde había dejado la pizza. Justin hizo lo mismo.

-¿Y tu madre? – pregunto, abriendo la caja de la pizza.

- Trabajando, eso creo. – Le quité el trozo de pizza, que se había cogido - ¿Y la tuya?

- Trabajando – se rio – como siempre.

Al hablar de su madre, vi que a Justin le cambio la expresión. Comprendí que su relación no era la que él deseaba. No sabía que contestarle, así que solamente me quede en silencio.

-Esta tarde, voy a ir con Ryan y los demás – dijo, cambiando de tema – Quiero que vengas.

-¿Estaré contigo? – pregunté, haciéndome la tonta.

-Siempre – se levanto de su silla, dándome su mano para que yo hiciera lo mismo – Nunca lo dudes.

Creo que toqué su fibra sensible con el tema de su madre, así que me limite a abrazarle en silencio.

-¿No les importara, que alguien nuevo vaya con ellos? – pregunté, indecisa.

-Tú tranquila. – me sonrió – confía en mí.

Recogimos la mesa, y llevamos las sobras de la pizza a la cocina. Tenía un dilema en mi cabeza. Como cualquier chica de mi edad, no sabía que ponerme.

-Justin… - dije, entrelazando mis manos por detrás de su cuello - ¿Qué me pongo?

Justin se empezó a reír, por lo alto.

-¿En serio? – me miraba, sorprendido - ______, ponte cualquier chorrada. Estarás guapa igual.

-Ya, seguro. – Le di un leve beso en los labios, y subí a mi habitación – pásame a buscar.

-Te paso a buscar de aquí 30 minutos, no tardes si puede ser – vi que cogía su ropa, y se ponía su camiseta – mañana te traeré el bañador.

Escuche como cerró la puerta. Me encerré en mi habitación, y busque que ponerme. Estaba segura que en su pandillita, habría las típicas chicas que el primer día te miran con mala cara. Y lo sé, por experiencias vividas. Después de 15 minutos, andando en bragas por mi habitación decidí que ponerme (http://www.polyvore.com/blue_more/set?id=40550499 )

Decidí no coger ni bolso, ni nada. Tampoco lo necesitaría. Me puse los pendientes y me eche unas gotas de colonia y baje abajo para calzarme mis converse.
Cogí las llaves, y en vez de quedarme en casa, salí a fuera a esperar a Justin.

Me senté en frente de la acera de su casa. Vi como se abría la puerta, y salía él. Era increíblemente guapo. Al verme sonrió, y me guiño un ojo. Como siempre, me enamoraba su estilo de ropa. Llevaba una camiseta negra con el cuello de pico junto a unos pantalones tejanos, y sus inseparables supra. Sinceramente, era como un dios. La perfección, era su segundo nombre.

-¿Lista? – dijo pasándose la mano por el pelo.

Yo aun seguía embobada mirándole. No me había dado cuenta.

-Eh, si. Claro – me levanté del suelo y empezamos a andar - ¿Dónde vamos?

-Ryan me ha dicho que nos esperaban en la plaza. No sé qué vamos a hacer. – Me cogió de la mano, mirándome - ¿Te importa que te coja de la mano?

Noté que me ponía roja, mientras Justin me miraba.

-¿Por qué me ha de importar? – Intenté sonar despreocupada - ¿Te importa a ti?

-No. – se rió – Oye, prométeme una cosa.

-Te prometo una cosa – reí

-Hay una chica, que es muy… no sé cómo definirla. – Dijo serio – intenta no hacerle caso.

Me estremecí. ¿Una chica?

-¿Por qué? ¿Qué le pasa? – Me empecé a preocupar - ¿Cómo se llama?

-Tranquila – se paro, mirándome – No le pasa nada. Solo que conmigo se comporta de manera extraña, y sus comentarios no siempre son los mejor.

-¿Ha sido pareja tuya? –pregunté deseando, que me dijera que no.

-No. – Me acaricio la cara, mirándome fijamente – solo prométeme, que no le vas a hacer caso.

-Te lo prometo. – le sonreí, aliviada.

Volvimos a andar, hasta llegar a la plaza. Vimos de lejos a una pandilla de nuestra edad. Cuando los vi, enseguida los reconocí. Eran los que estaban enfrente de los recreativos el día que Justin y yo nos peleamos.

-¿Quién es? – Pregunté en un susurro a Justin – me refiero a la chica.

-La rubia. – dijo con disimulo.

Llegamos hacia donde estaban ellos y Justin les saludo sin soltarme la mano. Me fije en la chica rubia. Me miraba con cara de asco. Le dedique una sonrisa, pero me la ignoro.

-Chicos esta es, ________. –Justin me los fue presentando uno a uno.

En total eran 5. Ryan, Chaz, Sarah, Maria, Jasmine, y la rubia era Blair.
Eran todos muy simpáticos. Mantuve una larga conversación con Ryan y Chaz sobre los defectos de Justin. De las chicas, Jasmine y Maria eran las más simpáticas. En cambio Blair y Sarah, solo se dedicaron a mirarme mal y hablar entre ellas. En ningún momento Justin me soltó la mano. De vez en cuando me miraba, y me guiñaba el ojo o simplemente me sonreía.

-Tío, ya tenemos preparadas las cosas para la acampada de mañana. – dijo Ryan, dirigiéndose a Justin. – Si ______ quiere, puede venir.

-No creo que deba venir, teniendo en cuenta que la acampada siempre hemos sido los mismos. – Dijo Blair, mirándome con desprecio - ¿A caso la conocemos?

-Nadie te ha pedido la opinión – dijo Justin, sin mirarla a la cara.

-No le hagas caso, _______ .Estaría genial que pudieras venir. – Me dijo Ryan – A demás, Justin quiere y los demás también, exceptuando a Blair también. ¿Verdad?

-Claro – dijo Chaz.

-Me encantaría que vinieras – dijo Maria.

-Exijo que vengas – me obligo Jasmine

Sarah no contesto. Seguramente era la marioneta de Blair.

Mire a Justin de reojo, y me di cuenta que miraba al suelo. Estaba incomodo.

-Claro que me gustaría. – Dije, sonriendo a Blair – así os conoceré mejor.

Apreté la mano de Justin, para que me mirara.

-Sonríe – susurré.

Me hizo caso, y me dedico una de sus mejor sonrisas.

Pasamos la tarde hablando sobre la acampada de mañana. Todo fue muy bien, incluso mejor de lo que esperaba. Todo consistía en ignorar a Blair, y fue lo que hice.

-Yo me voy, mi madre me ha dicho que si hoy no llego antes de las 19:00 que me olvide de salir el resto del verano – dijo Chaz.

Todos nos reímos.

-Mañana quedamos donde siempre, intenta no dormirte como la última vez – le dijo Ryan.

-Me voy contigo – dijo Jasmine. Se giro para mirarme – Encantada de conocerte,
_______. Eres un encanto de persona.

Se acercó a mí y me dio un abrazo.

-Muchas gracias – dije, devolviéndole el abrazo.

-¿Vamos? – le preguntó Chaz.

Vimos que se alejaron, hasta que los perdimos de vista. Pensaba que eran pareja, pero no. Más tarde me di cuenta, que la única pareja que había en el grupo eran Ryan y María. Despues de que se fueran Chaz y Jasmine, Blair y su “mascota” hicieron lo mismo.

Blair se despidió de todos, menos de mi. Solo me dedico una sonrisa irónica. Sarah, no iba a ser menos que su “ama”, e hizo lo mismo.

Patética; pensé.

Nos quedamos Justin, María, Ryan y yo. Tenía la intención de irme, cuando Ryan rompió el silencio.

-El centro comercial aun no ha cerrado. – Miro a Justin - ¿Por qué no vamos a comprar cosas para mañana, y de paso cenamos allí?

-A mi me parece bien – le contesto María.

Justin me miro, con cara de ¿Te apetece ir?

-Claro, porque no – sonreí.

-¡PUES VAAAAAAAMOS! – soltó eufórico.

Nos dirigimos hacia el centro comercial. Justin hablaba con Ryan, cuando María se acerco a mi.

-Oye, intenta ignorar a Blair. Todos lo hacemos.

Le sonreí. Era muy simpática, junto con Jasmine era la que mejor me caía. Tenia los ojos azules, y una larga melena rubia. Era guapísima.

-Lo intentaré – dije, sin demasiado entusiasmo - ¿Siempre es así de egocéntrica?

-Bastante. Encima, es rubia de bote. – se burlo – pero es un secreto.

Empecé a reír. En el poco tiempo que tuve para conocer a María, me di cuenta que se iba a convertir en alguien de mi confianza.

Llegamos al centro comercial. Era el más grande la ciudad.

-Nosotros vamos a comprar una cosa – dijo Justin, mirando a Ryan.

-Voy contigo – le dije.

-No. Tú ve con María a buscar un sitio donde cenar. – me sonrió – luego nos veremos.

Justin me ocultaba algo, y quería saber que era. María y yo, fuimos a la planta superior a buscar un sitio barato, donde poder cenar.

-¿Cuánto llevas saliendo con Ryan? – le pregunté. Me picaba la curiosidad.

-Dos años – me miro - ¿Y tú con Justin?

-No… Justin y yo no somos pareja – sonreí.

Y era verdad. Justin y yo, no éramos pareja. Ni él me lo menciono, ni yo se lo mencione a él. Nunca lo habíamos “oficializado”.

-¿Te parece bien aquí? - dijo, señalando el “Pans and Company”

-Sí.

Saqué mi móvil y envié un mensaje a mi madre:
“Mamá voy a cenar con unos amigos. A las 21:00 estoy en casa. Ya te traeré yo la cena. Te quiero”

Nos sentamos enfrente del Pans, a esperar a Ryan y Justin.

-Nunca había visto a Justin, tan feliz con una chica. – Dijo mirándome – Eres especial para él, créeme. Y eso que ni siquiera sois pareja.

No le conteste. Me limite a sonreír como una estúpida.

Vimos a Ryan y Justin, venir hacia nosotras. Pero iban sin bolsas.

-Justin se acerco a mí y me dio un beso en la mejilla, cogiéndome la mano.

-¿No habéis comprado nada? – dije, mirándole las manos vacías.

Justin miro a Ryan, sin saber que contestar.

-Eh… Sí, claro que hemos comprado. Nos hemos encontrado a mi madre y se lo he dejado. Ella lo llevara a casa. – contesto Ryan, mirándome.

María le miro con cara de ¿en serio? Y él, le hizo un gesto de que después se lo explicaría.

Cenamos en Pans. Pedí la cena para mi madre de paso, así no tenia que cocinar.
Cada segundo que pasaba, me encontraba más a gusto. Ryan y María me habían aceptado en el grupo, al igual que Chaz y Jasmine. La opinión de Blair i Sarah me daba igual.

-Me tengo que ir – dije, levantándome.
Justin se levanto conmigo.

-No hace falta que me acompañes – solté una risa, irónica – me sé el camino.

-No me vas a hacer cambiar de opinión – dijo, sin hacerme caso – Vamos.

-Encantada de haberos conocido – me despedí de Ryan y María.

-Igualmente. Toma – María me dio una servilleta, con algo apuntado – es mi número de teléfono.
Guarde la servilleta en mi bolsillo, y nos fuimos.

Al salir a la calle, Justin me paso el brazo por el hombro y yo me apoye en el.

-Son todos muy simpáticos – dije, cogiéndole por la cintura.

-¿Todos? – la ironía invadía su voz.

-Ya me entiendes – reí.

-Mañana te pasaré a buscar a la doce. Siempre vamos a comer a casa de Ryan antes
de ir a acampar.

-¿Dónde acampáis? – suponía que sería en la montaña.

-En la playa – me miro, riendo - ¿No hace falta que te diga que has de traer no?

Llegamos a mi casa. Justin se despidió de mi con uno de sus fantásticos besos. Dejándome a mí, atontada.

-Hasta mañana – susurré.

Entre a casa, mi madre aun no había llegado. Deje la bolsa del Pans, en la encimera. Justo allí entro mi madre.

-¿Tu no estabas fuera? – preguntó al verme.

-He llegado antes – le di la bolsa – toma, he pensado que no hacía falta que cocinaras.

-Gracias cielo – se sentó en la mesa, y yo lo hice con ella.

-¿Qué tal el día? – me preocupe por ella.

-Bastante bien. – cortó un trozo de bocadillo - ¿Y el tuyo?

-Perfecto – sonreí - Mamá, unos amigos me han propuesto ir de acampada mañana.
¿Te parece bien?

-¿Acampada? – Se lo pensó un rato – Esta bien. Solo si me prometes que me mandaras un mensaje cada 5 horas.

-Hecho – reí – Voy a preparar las cosas. Buenas Noches.

-Buenas noches cielo.

Subí las escaleras de 3 en 3, hasta llegar a la planta superior. Entre en el trastero, para buscar una mochila de acampada. Al encontrarla, me metí dentro de mi habitación. Cogi mi bañador, una camiseta junto a unos pantalones, y varías cosas más que pensé que serian necesarias. Las metí en la mochila, y la deje en el suelo.
Me estaba poniendo el pijama con la intención de dormir, cuando mi teléfono vibro. Era un mensaje, y era de Justin:

“Intenta descansar. Mañana será un día lleno de sorpresas, palabra de Bieber. Buenas noches princesa”

Capítulo 8


Narra Justin. 

______, estaba tirada en el suelo llorando, mientras Jonny la insultaba. Llegué a tiempo de que puediera suceder algo peor.

Corrí hacia Jonny y lo tiré al suelo, apartándolo de ______. Desconocía esa parte tan violenta de mi persona. Incluso, me sorprendió. Pegué a Jonny a más no poder. Me dolían los nudillos, pero seguía pegándole. Había tocado a mi bien más preciado; había tocado a ______, y eso no se lo permitía a nadie.

-¡Justin, para! ¡Déjalo, ya basta! – gritó _____, intentando levantarse.

Deje de pegarle, y me levante. Aun estaba furioso, pero no quería hacer sufrir a _______, más de lo que lo había hecho ya. Me acerque a ella, y la ayude a levantarse.

-Ven, vamos a otro sitio. No quiero verle la cara a este desgraciado – dije mirando a
Jonny, el cual se encontraba inconsciente en el suelo.

Cogí en brazos a ______ con intención de llevarla a casa hasta que vi que sangraba del labio, y pare en un banco. Me senté junto a ella, intentando ver si tenía más heridas.

-¿Qué te ha hecho ese capullo? – dije, secándole la sangre con un pañuelo de papel.

-Nada – Sollozó.

______ empezó a llorar. No sabía cómo reaccionar.

-Justin, me siento estúpida. Si no hubiese sido gracias a ti, no sé que me hubiera hecho… - dijo mirándome – ni yo te merezco, ni tú me mereces. Tú necesitas una chica que te sepa apreciar, y yo no lo he sabido hacer.

-Nunca me digas eso ¿vale? Todo ha sido culpa mía, y no quiero que te sientas mal. – Le cogí la mano – Eres la única que me hace sonreír, con solo mirarme. Y aunque quisiera, no podría separarme de ti. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, _______.

Vi como una pequeña sonrisa se le escapo, pero la retuvo. En ese instante, no quería nada más que ir donde estaba Jonny, y hacerle sufrir. Pero no lo hice por respeto a ella.

-Escúchame; deja de llorar – le cogí su cara, y se la alcé levemente - Nunca. Nunca más de voy a dejar ir. Te prometo, que nunca más te voy a hacer sufrir.

-Justin… no sé que decirte. – se deshizo de mi – no puedo confiar en ti, sabiendo que te mensajeabas con otra chica.

-me reí - ______, eres de lo que no hay.

-No tiene gracia, y lo sabes. ¿A caso de gustaría a ti que yo me enviara mensajes, con otro?

-Caitlin es mi prima.

Narras tú.

“es mi prima” esas palabras retumbaron durante unos cuantos minutos seguidos en mi cabeza. Me quede paralizada mirando a Justin, que me sonreía como si no pasara nada.

-¿Tt-tú p-pprima? – Tartamudee – Oh dios, Justin lo siento. Soy patética, lo se. Tenia que haberte dejado explicarte, y no lo hice. Me odio a mi misma…
Justin me tapo lo boca, para que parara de hablar.

-Ya está. Olvídalo, no ha pasado nada. – Empezó a reír – por lo menos sé que te importo.

Justin me ayudo a levantarme.

-Ahora vámonos. Es tarde, y tu madre a lo mejor ya ha llegado a casa.

-Lo siento…. – dije, apoyándome en él.

-Déjalo ya, ______. –Justin se giro, dándome la espalda – vamos, sube. No estás en condiciones para poder andar.

Subí a su espalda, con dificultad. Me dolía todo el cuerpo, y tenía mucho sueño. Deseaba que mi madre no estuviera en casa. No quería que me viera en ese estado.
Era muy tarde, y mi aspecto no era el mejor.

-¿Cómo vas a entrar a casa, sin llaves? – Preguntó, señalando mi portal - ¿Tu madre no deja alguna copia de seguridad a los vecinos?

Recordé que de pequeña, mi madre escondía un juego de llaves debajo de la maceta de la planta que teníamos en la puerta. Baje de la espalda de Justin, y mire debajo de la maceta. Mi madre no había cambiado sus costumbres, y aun escondía allí un juego de llaves.

Entre a casa y me fui directamente a mi habitación. Gracias a dios, mi madre aun no había llegado. Justin entro conmigo, para que no me sintiera sola. Me metí en la cama, sin cambiarme ni nada. Estaba demasiado cansada, y no era persona. Justin se sentó, mirándome.

-Lo siento – susurré – siento todo lo que ha pasado hoy.

-______, por favor. – Negó con la cabeza – deja de disculparte.

-¿Te vas a quedar, por lo menos hasta que llegue mi madre? – pregunté, esperando un si por respuesta.

- Aun que me gustaría, no puedo. – me besó en la frente – mañana te traeré tus cosas.

Que duermas bien, preciosa.

Vi como apagaba la luz al cerrar la puerta, dejando así la habitación a oscuras. No tardé en dormirme, y ni si quiera me di cuenta a qué hora llego mi madre.

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Debido a que no cerré la persiana, la luz del sol me despertó. Ya no me dolía tanto el cuerpo, incluso estaba mejor. Me dirigí a darme una ducha rápida. Al salir, y verme reflejada en el espejo, vi que tenía varios moratones y un corte en el labio. Aun recordaba lo que paso, perfectamente. Me vestí rápidamente, con lo que encontré y baje abajo para desayunar.

Mi madre estaba preparando el desayuno, eufórica como siempre.

-¡Buenos días cariño! – me dijo, dándome un beso – cuando ayer llegue, ya estabas dormida.

No le iba a contar nada de lo que ocurrió. Sería capaz de prohibirme ver a Justin, y era lo último que quería.

-Estaba cansada. ¿A qué hora llegaste?

-Creo que a las once o así. Ven, vamos a desayunar.

Me senté en la mesa, a su lado. Estaba muerta del hambre, y no me extrañaba. Cogí una tostada, y la unté con mantequilla.

-¿Qué vas a hacer hoy? – pregunté.

-Tengo la mañana libre. Podemos ir al centro comercial, que hay aquí cerca. – dijo, poniendo leche al café. – ¿qué te parece?

-Genial – le sonreí.

Acabé de desayunar y subí a mi cuarto, para cambiarme. Tenía ganas de estar un rato con mi madre. Era por eso que había venido a pasar las vacaciones aquí.

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Pasé unas horas fantásticas con mi madre. Me compré ropa nueva, y un vestido incluido. Mi madre, me dijo que algún día lo necesitaría. Llegamos a casa, un poco antes de la hora de comer.

-Me voy a trabajar – cogió un sándwich, un fue hacia la puerta – te he dejado dinero, por si vas a ir a algún sitio, o si te quieres pedir una pizza.

-Que tengas un buen día, mama. – le sonreí.

-Gracias cielo. – cerró la puerta.

Intente buscar algo que comer, pero no tuve suerte. Cocinar no era lo mío, y no quería quemar la casa. Así que pensé en Justin.

Subí a mi habitación, y salí al balcón. Aun tenía la persiana bajada, así que tendría que estar durmiendo. Cogí varias piedras, que había en una planta y las lancé hacia su ventana.
No estaba muy lejos, pero no lo bastante cerca. Y además, la puntería no era lo mío. Al fin, la persiana se movió y empezó a subir lentamente.

Justin salió al balcón, con una cara de dormido impresionante.

-Buenos días. – Me apoye en la barandilla, para verle mejor - ¿Hasta cuándo pensabas dormir?

-Si te soy sincero, hasta las dos o así. Estoy de vacaciones ¿recuerdas? – dijo, despeinándose.

-Ya. ¿Te apetece comer en casa?

-Tenía planeado dormir, pero no puedo rechazar nada que esté relacionado contigo.

-No tardes – me rei.

Entre a dentro. Aunque el me dijera que no pasaba nada, yo me sentía mal igual.

Busqué algo que ponerme. Me hacía ilusión, ponerme algo de lo que me había comprado. Así que vesti (http://www.polyvore.com/blue/set?id=40439965)
Me peine pensando que comeríamos. Baje abajo, a buscar alguna idea. Nada. No encontré nada. Fui al salón a mirar la TV.

Puse la Mtv, hablaban sobre Derek. Amaba a ese chico, tenía algo que lo hacía especial. Por eso, tenía tantas fans. Acababa de sacar nuevo disco, y estaba triunfando en todo el mundo. Justo en ese momento, pusieron mi canción favorita: Up.
Como estaba sola en casa, subí el volumen al máximo. Justo en el momento de mi motivación máxima, sonó el timbre y fui a abrir.

-¿Otra vez escuchando a este tío? – Hizo una mueca – no sé que le veis…

-Entra y calla – me reí.

Apagué la TV, y fui donde estaba el.

-Toma, tu ropa y tus cosas – me dio el bolso, y mi ropa en una bolsa de papel.

-Y bueno… ¿Qué vamos a comer? – dijo fregándose las manos.

-Ese es el problema, que no lo sé. Esperaba que tu sí.

-Vale. Mejor pidamos una pizza. – dijo sacando el móvil.

Mientras pedía la pizza, me dije en que ya no tenía el Iphone. No quería preguntarle donde estaba, me lo imaginaba.

-En nada la traen – me miro - ¿Qué hacemos de mientras?

-Yo estar contigo – le abracé – tu haz lo que quieras.

-¿Y si yo no quiero estar contigo? – se aparto de mi, riendo.

-Pues te jodes, y lo estas – le volví a abrazar, sin poder evitar reírme.

-Eres única, no eres como las demás – me retiro un mechón de pelo que me caía sobre la cara– y eso me encanta.

Me besó. Nunca, en mis ___ años había sentido, lo que él me había hecho sentir en un día. Necesitaba a Justin, más de lo que esperaba.

-¿TIENES PISCINA? – gritó, señalando el jardín

-¿Tu no? – pregunté.

-Te aseguro que si la tuviera, ya la hubieses visto.

Hacía un día perfecto para bañarse, así que se lo propuse.

-¿Te quieres bañar? – le pregunté.

-¿Quieres que me bañe sin bañador? – me agarro por la cintura – Acepto. Solo si tu, también te bañas sin.

-Siento quitarte la ilusión, pero si te quieres bañar lo harás con bañador. – me solté de él, y subí arriba – puedo darte un bañador de Brandon.
Justin me siguió, riéndose.

Entre el la habitación, donde dormía Brandon cuando se quedaba con mamá Abrí todos los cajones, hasta que encontré lo que buscaba: un bañador. Era negro y básico.

-Toma – le tire el bañador – cámbiate, yo te espero abajo.

Entre en mi habitación y me puse mi bikini (http://www.polyvore.com/joidsygfdshhk/set?id=40440861) rápidamente, y baje.

Deje la toalla en la tumbona, y me senté. Justin apareció de la nada corriendo, me cogió sin que tuviera tiempo a reaccionar, y se tiro conmigo en brazos al agua.

-Estás loco. –empecé a reír

-Lo intento – dijo tirándome agua.

Se acerco a mí, y me abrazo. Me subí a él, cruzando las piernas por detrás suyo a la altura de su cintura. De manera que yo quedaba un poco más alta que el.

-¿Sabes? Me arrepiento de haberte tratado tan mal estos años – dije despeinándolo – no he sido justa contigo, Biebs.

-¿Un poco tarde no? – dijo irónico – Me da igual. Ahora soy feliz, y eso es lo que importa.

Íbamos a besarnos cuando, oportunamente el timbre sonó.

-Voy yo – dije, saliendo del agua – debe ser el de la pizza, ahora vuelvo.

Salí de la piscina, y me puse una camiseta que había dejado encima la tumbona antes. Era el repartidor. Pagué lo que debía, y salí a fuera con la pizza en manos.

Justin había salido del agua, y estaba estirado, boca abajo en la tumbona. Deje la pizza en la mesa del jardín, y me estire encima de él.

-¿No quieres pizza? – le susurré al oído.

Justin se giro de manera que quedara yo debajo de él.

-Te quiero a ti – dijo, pícaro.

Capítulo 7



Narras tú. 

Me quede petrificada. Mis manos, aun sostenían su teléfono, y temblaban solas. No tenía que haberle cogido el teléfono. Ni un día. No llevaba ni un día, y ya estaba arrepentida. Arrepentida de estar con él, de mostrarle mi afecto… Arrepentida de confiar en él.

Justin tenía varios mensajes de texto, de una tal Caitlin. Tan solo con leer uno, ya sabía de qué iba esto. En el mensaje ponía lo siguiente:
“Yo también te echo mucho de menos. Pero tranquilo, ya queda poco y por fin nos volveremos a ver.”

Deje el móvil en la mesa, y me levanté alejándome de la cocina hasta llegar a la puerta.
Me daba igual todo en ese momento. Ni si quiera sabia como iba a reaccionar, cuando me mirara. Note como empezaron a bajar lágrimas por mi cara. Y en ese instante él se giro. Al verme, sonrió y empezó a acercar-se a mi.

-Cariño, ¿aun lloras por lo de tu abuela? – vi que tenía intención de abrazarme, y en ese momento no quería ni que me tocara.

-No te acerques. – dije seca.

-_______, ¿Qué te pasa? Si es una broma déjalo estar. – dijo apoyándose en la pared.

-¿Para ti todo es una broma, o qué? – Me costaba hablar, tenía la garganta seca – No me pensaba que fueras así.

-¿A qué te refieres?

- me reí – Vamos Justin, no te hagas el ingenuo. Ya has jugado conmigo. Así que déjalo estar.

-________, te repito; Si esto es una broma o un juego tuyo déjalo estar. Porque no tiene gracia. – dijo acercándose a mí.

-¡TE HE DICHO QUE NO TE ACERQUES! – Grite – olvídame.

-¿Me puedes explicar al menos, que he hecho? – realmente no lo sabía. Se notaba.

-Pensé… pensé que serias diferente. Pero veo que no. Que sigues siendo la misma persona que hace 5 años. – no lo pude evitar, y empecé a llorar – Pensé que esto funcionaria, pero me equivoque.

Me dirigí hacia la puerta. Tenía la intención de irme, pero Justin me agarro del brazo.

-¿Te das cuenta, de que estas rompiendo conmigo, y ni si quiera sé el porqué? – tenía los ojos rojos, me sentía mal porque veía que el también iba a llorar - ¡Si ni si quiera estamos saliendo! ¿Te das cuenta que es estúpido?

Me solté bruscamente de él, y abrí la puerta.

-Tienes razón. Es estúpido. Es estúpido que llegara a pensar que me querías. – Justin me miraba sorprendido - ¿Te parece estúpido, que hubiera empezado a quererte? Porque ahora mismo, a mi sí.

En ese momento, Justin agacho la cabeza. Me odiaba a mí misma, porque sabía que le estaba haciendo daño.

-________, - dijo lentamente - ¿Me puedes decir que he hecho?

-Ah, ¿que no lo sabes? – Pregunté irónicamente- Pues no sé, pregúntaselo a Caitlin.

Cuando escucho ese nombre, Justin se sorprendió.

-¿A quién? – dijo mirándome.

-Tú sabrás quien es. Ya que os enviáis tantos mensajes. – Solté una risa ahogada - ---

-¿Ahora me vas a decir que no es lo que parece, no? Pues ahórratelo.

-Es que no es lo que parece… Te estás precipitando,_______ - dijo pasándose la mano por el pelo.

-Olvídame, Justin. No hay explicación, que ahora mismo me sirva.

Me fui. Justin aun estaba diciendo algo, pero no le escuché. Empecé a correr, sin saber donde iba. Aun llovía, y no llevaba ningún paraguas, ni la ropa adecuada. Me sentía estúpida y inútil a la vez. Ni si quiera le había dejado explicarse. Nunca me había sentido tan mal, como en ese instante. Sufrir por amor, era algo que no me preocupaba, porque pensé que nunca lo sentiría. Me equivoqué. Acostumbraba a ser yo, la que jugaba con los tíos. Pero esta vez, yo era la otra parte. Esta vez, habían jugado conmigo.

Corría sin saber donde iba, hasta que me di cuenta de que me perdí. Esa parte de la ciudad no la conocía, y precisamente no era pequeña. Me senté en un banco que vi, estaba mojado pero me daba igual. Aun llovía, y yo tenía frio. Pensé que había sido el mejor día de mi vida; dije en voz alta. No sabía qué era lo peor, si haberle hecho sentir mal, o que aun le quería pese lo que me había hecho. No podía evitar llorar, al recordar su imagen. Vaya pintas debo llevar; pensé. Apoye mi cabeza sobre mis manos, y empecé a recordar todo lo que había pasado esa tarde. Nunca lo olvidare este día; pensé. El día donde alcancé mi máxima felicidad, pero la realidad me lo destrozo. De repente escuché unas risas detrás de mí.

Narra Justin.

No me había dejado explicárselo. Cogí mi móvil, y mire los mensajes. Tenía razón, eran todos de Caitlin, pero estaba equivocada. Caitlin, era mi prima. Vivía en Canadá, e iba a venir a visitarnos la semana que viene. Era como una hermana para mí y a la vez como mi mejor amiga, básicamente porque nos habíamos criado juntos. Debido al trabajo de mi madre y mi padre, casi nunca tenían tiempo libre, así que Selena y yo pasábamos el día en casa de nuestra tía, es decir con Caitlin.

Esto es estúpido; pensé. Cogí mi móvil, y lo estampe contra la mesa. Me daba igual todo. La quería a ella, y la había perdido. Me sentía estúpido. Sabía que la quería pero en ese momento me di cuenta, de que la quería mucho más de lo que me pensaba.

Decidí ir a buscarla. Ella era mi principal preocupación en ese momento. Me vestí, y salí a la calle. Aun llovía, así que cogí el paraguas, y fui en su busca. Eran las 21:30, y ya estaba todo muy oscuro. Me dirigí al centro de recreativos, porque vi que ella se fue corriendo hacia esa dirección. Nunca me perdonaría, si le llegara hacer daño. Y en ese momento, no me podía quitar su imagen llorando, de mi cabeza. Te voy a recuperar,________; pensé.

Narras tú.

Escuché unas risas detrás de mí y me gire. Estaba delante de un centro de recreativos, y había mucha gente de mi edad. Vi a un grupito que me miraba y me señalaban. Eran 2 chicos, y 4 chicas. Putas; pensé sin poder evitarlo. No había caído, en que aun iba con la camiseta de Justin. Seria por las pintas que llevaba, por eso me están mirando; pensé. Me levanté, para irme de allí. Empecé a andar, sin saber donde iba, porque estaba perdida.

-Eh, ¡tú! – Grito una voz – ¡Si tú!

Me gire llevándome la mano al pecho.

-¿Yo? – pregunté desconcertada.

No sabía quién era. No lo había visto nunca, en mi vida. No era ninguno de los del grupo que estaban delante de los recreativos.

-Perdona, es que te he visto y… pensaba que te conocía. – dijo el chico.

Era alto. Debía tener unos 17 años. Era moreno, con los ojos claros. Es guapo; pensé. Pero en ese momento no tenía en mente, otro que no fuera Justin. Tampoco estaba de humor, así que quería irme.

-No, te equivocas – sonreí – me tengo que ir.

El chico me cogió de la mano, evitando que me fuera.

-¿Por qué no te vienes con unos amigos? Vamos a pasarlo bien. – dijo sin soltarme.

-No gracias, tengo prisa – tenía miedo. Me di cuenta que el chico no estaba en condiciones, cuando me fije que tenía los ojos rojos. Me solté de él, pero me cogió por la cintura.

-Vamos preciosa, nos divertiremos. – me agarraba fuerte, y no podía escaparme. Así que le di un bofetón.

-¡Te he dicho que no! – grite.

La expresión del chico cambio. Ahora sonreía irónicamente.
-¿Me has pegado? – Rió – Me has pegado…

Empecé a correr, pero me cogió y me tiro al suelo. Me salía sangre del labio. Tenía miedo, y me encontraba sola. La calle estaba oscura, y no pasaba nadie.

-Para, por favor. No me hagas daño. – sollocé.

-¡Que te calles! Conmigo no se juega, bonita - el chico empezó a reír

Me dio una patada en la barriga, y no pude moverme. Me dolía todo el cuerpo. No tenía ni fuerzas para gritar. ¿Aquí? ¿Aquí se acaba todo?; pensé.

Narra Justin. 

Al fin llegué a los recreativos. No estaba. Vi que Ryan estaba allí, junto con Chaz, Blair, Sara y dos chicas más. Me acerque a ellos, a ver si habían visto a ________.

-¿Tío tu los planes te los pasas por donde yo sé, no? – dijo Ryan al verme.

-Tiene razón. Queríamos ver a tu novia – dijo irónicamente, Blair.

-No hemos podido, lo siento tío – dije, ignorando a Blair. - ¿Habéis visto a una chica morena?

- Eh, si. Creo que se ha ido por allí. – Dijo Chaz – un tío del curso superior la ha seguido. ¿Por?

-¿Curso Superior? – dije alterado - ¿Quién era?

-Creo que era… Jonny.

Tire el paraguas al suelo, y corrí hacia donde me había señalado Chaz. Jonny era un capullo del curso superior. Tiene problemas serios, incluso ha estado en un reformatorio. Escuché como Ryan, me grito algo. Me temía lo peor para _______, viniendo de Jonny, así que le ignore. En ese instante, _______ me importaba más que mi propia vida.

Escuché un grito, era su voz.

-¡Que te calles! – escuché que gritaba una voz masculina. Sin duda, era él.

Llegué a la calle, donde sucedía la acción. Al ver la imagen, la rabia invadió mi cuerpo y no pude evitar nada de lo que sucedió.

Capítulo 6




Narras tú.

Saber que estaba sola con él, en su casa me producía un cosquilleo en el estomago. Eran otra vez las malditas mariposas. 

-Voy arriba a buscarte algo que te pongas – me dijo con esa sonrisa, que le ocupaba toda la cara.

-Voy contigo- tenia curiosidad por ver su habitación.

Me dio su mano, y subimos arriba. La casa es igual que la de mama; pensé. Obviamente, no tenía la misma decoración, pero en la estructura era idéntica. 

-Dudo mucho que mi ropa te vaya bien - dijo Justin, irrumpiendo en mis pensamientos.

-Da igual, seguro que me quedara mejor. – reí. 

Llegamos a su habitación. Era grande, y estaba decorada con muy buen gusto. La cama era gigante, más que la mía. Tenía estanterías repletas de libros, me paré a mirarlos; La huésped, los juegos del Hambre, la sombra del viento… Justin tenía un gusto parecido al mío en términos de literatura. En el escritorio, tenía varias fotos y un gigantesco Mac. Pero destacaba una cosa por encima de todo; un piano de cola negro, se hallaba en la esquina de la habitación. Se notaba que en su casa no iban justos de dinero. 

Justin abrió el armario, para buscar algo que prestarme. Confirmado. A Justin el dinero le sobraba. Tenía pares de Supra, de todos los colores. Camisetas de primeras marcas. Y de pantalones y sudaderas, no le faltaban. Lo tenía todo perfectamente ordenado por colores. Me quede boquiabierta. Y después dice que soy una niña de papa; pensé. 

-A ver… Toma – me dijo, evitando reír – es lo único que te puedo dejar. 

Tenía en manos una camiseta de color gris, donde se podía leer: “YMCMB”.

-Vale, gracias… - dije, sin apartar la mirada de la camiseta. 

-Ven, ahora te busco unos pantalones de Selena, porque los míos no te irán bien. – dijo riendo.

-¿No le importara a Selena? – me preocupaba, que Justin se metiera en alguna discusión con Selena, por mi culpa. 

-A Selena, la ropa le sobra. Créeme, seguramente no se dará cuenta. – Me ofreció su mano – ven, no te preocupes.

Entramos a la habitación de al lado. Tampoco se quedaba corta. Era enorme con una cama gigantesca, y estaba pintada con un morado muy claro. Lo que más destacaba era el armario. Básicamente, porque era un vestidor. 

-Vaya. – dije alucinando.

Justin empezó a reír. 

-Ya te dije que a Selena la ropa le sobraba. 

Justin empezó a buscar, pero no encontró nada. 

-Ayúdame, que yo no tengo ni idea. Coge tu algo. – dijo pasándose la mano, por el pelo.
Cogí lo primero que vi. Unos leggins negros. 

-Coge una camiseta suya, te ira mejor que la mía. 

-No. Quiero ponerme tu camiseta. – dije subiéndome a su espalda. 

-Estas mojado, tu también debes cambiarte. – le dije al oído. 

-No te quejes tanto – me miro y empezó a reír. 

Baje de su espalda, y cogí la ropa. 

-¿Donde me cambio?- pregunté, mirando la habitación.

- Aquí. ¿No te gusta mi habitación? 

- A mi me parece bien. – le sonreí.

Justin se sentó en la cama, mirándome. 

-Justin, cariño… Me tengo que cambiar.

-Vale, hazlo – dijo poniéndose cómodo. 

- ¿Intentas que me cambie delante de ti? No lo vas a conseguir, a si que no te esfuerces. – me levante, y me puse al lado de la puerta. 

-Pues que pena. – Dijo levantándose – voy a ducharme.

Se acerco a mí, y me besó. 

-¿Quieres venir conmigo? – me susurro, sin soltarme.

-Pervertido – le di una palmada en la cara. 

Escuche como se fue riéndose a grandes carcajadas, hacia la ducha.
Me cambie rápidamente, y puse mi ropa a secar en el balcón. La camiseta que me había dejado, contenía su aroma. Esa camiseta, me la iba a quedar. Le gustase o no. Mire si el coche mamá estaba. Aun no ha llegado; pensé. 

Empecé a mirar la habitación de Justin. En la mesita tenía un libro, y encima una foto. Era su familia; Su padre, su madre, él, y la chica morena debía de ser Selena. Qué guapa; pensé. Deje la foto, y me senté en su cama. Observe la habitación durante dos minutos, en silencio. Cuando vi el piano, no pude evitar levantarme. 

De pequeña, había dado clases de piano. Lo tuve que dejar, por falta de tiempo. Me senté enfrente a él, y empecé a tocar. Era la melodía que mi abuela me enseñaba a tocar, cuando aún era pequeña. 

Narra Justin.

Salí de la ducha, y escuché una melodía. Era impresionante. En mi vida, había escuchado algo igual. Me dirigí a mi habitación sin hacer ruido. Abrí la puerta lentamente, y confirme lo que ya sabía. Era ella. ______ estaba tocando una de las melodías más preciosas, que en mi vida había llegado a escuchar. Cerré la puerta, y me apoye en ella, sin que _______ me viera. No quería molestarla. Tocaba con sentimiento, y eso era algo que la hacía ser más única. Cada segundo que pasaba con ella, me hacia confirmar que era la chica de mis sueños. Ella era la única que podía hacerme feliz, con solo su sonrisa. ______ acabo de tocar, y yo empecé a aplaudir. Se giro, y pude ver como en sus ojos habían lagrimas. Fui hacia ella y la abracé. De repente empezó a llorar desconsoladamente. 

-Eh, ya está. Venga ______, enséñame esa sonrisa tan bonita que tienes. 

Hizo un intento de sonrisa, pero por lo menos paró de llorar. 

-Lo siento…. No quería…. Lo siento.

-¿Por qué lloras?- le pregunté, sentándome a su lado.

- Te sonara estúpido. Esa melodía, era la que me enseño a tocar mi abuela, por primera vez en el piano. Y me recuerda a ella. 

-Nada de lo que digas tú, me parece estúpido. Créeme. – le di un beso en la frente, y la abrace. 

Narras tú. 

Él. Él, era la única persona en este planeta que me hacia feliz, con solo pronunciar mi nombre. Mi razón, por la cual cada vez que escucho su nombre, me sale una sonrisa tonta. Él, era la única persona que me hacía sentir querida. Estaba más tranquila, y 
era gracias a él. 

-¿Tienes hambre?- preguntó levantándose. 

-La verdad, es que tengo un poco, si. – no me había percatado de que Justin iba sin camiseta.

-¿No tienes camisetas? – empecé a reírme.

-Eh, si ya sé que te gusta verme sin camiseta. – me dijo acercándome a él. 

-Mentira. – susurré, agachando la cabeza.

-Eres preciosa. ¿Lo sabías? – me dijo, levantándome la cabeza con el dedo índice. 

No le conteste. Simplemente, le bese.

-Vamos a bajo a comer algo. Ven. – me dijo, separándose de mí.

Él iba delante de mí, así que me volví a subir a su espalda. Nada me tranquilizaba más, que poder estar con él. 

Llegamos a la cocina, y me baje de él. Me senté en un taburete, cerca de la mesa.

-Yo cocino, tú te quedas aquí quieta. – dijo, cogiendo una sartén.

-Hecho. 

Justin dejo el móvil en la encimera, al lado del mío. Mi blackberry estaba hecha mierda ya la pobre. Había sufrido tanto. A diferencia de él, su móvil estaba perfecto. Tenía un Iphone. Empecé a cotillearle el móvil, mientras el preparaba la cena. Le mire de todo, hasta que me arrepentí. Había visto algo, que no tenía que haber visto…

Capítulo 5



Narras tú.

Todas esas preocupaciones preguntas e inconvenientes, desaparecieron cuando nuestros labios cortaron la cortina de agua que caía sobre nuestro. Todo aquello que sufrí en un pasado, quedo en un rincón oscuro. Ya nada me importaba. Me separé de él, aunque me costo. Mi respiración estaba acompasada con los latidos de su corazón, era algo extraño, pero agradable a la vez. Los dos sonreíamos, como perfectos bobos, sin saber qué hacer. Sin decir nada, Justin me cogió el paraguas de la mano y lo abrió. Me acercó a el, para que no me mojara (cosa que era inútil, porque ya lo estaba) Me arrapé a él, y nos pusimos en marcha otra vez. Sin decir nada. En ese momento, sobraban las palabras.

Narra Justin.

No mentiría si dijera que esos minutos fueron los mejores de mi vida. Mi vida ahora giraba en torno a ella. De reojo mire a _______ y vi que sonreía. Eso me hizo feliz. Todo, lo relacionado con ella me hacia feliz.

-Justin, estamos empapados. Nos cojera una hipotermia o algo – dijo mirándose la ropa mojada.

-¿Quieres que vayamos a cambiarnos? – le dije pasando lentamente dedos mis dedos entre su pelo. 

-¿Y tus amigos? ¿Qué dirán?

-Tranquila, me invento algo. Confía en mí. 

Saqué el móvil de mi bolsillo, y llamé a Ryan, pero no lo cogía. A si que le envié un whatsapp; “Tío, me ha salido un imprevisto. Ni ________, ni yo podemos ir al centro. Mejor quedamos mañana. Responde." 

Guardé el móvil, y le di un beso a ______. Era única. Por cada sonrisa que me regalaba, yo me sentía la persona más afortunada de todo el planeta. 

-¿Ya está? ¿Qué le has dicho? – preguntó indecisa. 

-¿Te importa mucho, que te lleguen a aceptar? ¿No? – Me reí – Le he dicho que no podemos ir, que nos ha surgido un problema. 

- Ha sido culpa tuya – murmuro – si no me hubieras quitado el paraguas, estaríamos allí. 

Con el paraguas en mano, me acerque a ella y la cogí por la cintura. 

-No me arrepiento de haberte quitado el paraguas, al contrario. Me alegro – le susurré.

Sonrío, y me abrazo. Con estos pequeños detalles, me alegraba el día, el mes y el año. Ella era la única, capaz de hacerlo. 

Andamos hasta llegar a nuestras casas. No quería despedirme de ella. Pero lo tenía que hacer. Iba a hacerlo, cuando ella me dijo:

-No te rías, pero me he dejado las llaves dentro en casa. 
Empecé a bailar mentalmente, que feliz estaba. Intente esconder la euforia, y me puse serio aunque me costo. 

-Pues ven a casa. No hay nadie, mi madre está trabajando, y mi padre de viaje de negocios. Solo esta Selena. 

- ¿Quién es Selena? – pregunto desconfiada. 

- Es mi hermana mayor – me reí – vamos, ven.

Entramos dentro. Selena no estaba, me había dejado una nota. En mi familia eran típicas las notas. La nota decía esto: “Justin, he ido a casa de Ari. Voy a quedarme a dormir allí. Mama ya lo sabe, bueno eso creo. Intenta no quemar la casa” 

-¿Qué pasa? – preguntó (Tu Nombre) sin mirarme

- Nada, Selena se ha ido a dormir a casa de una amiga. 

Pude notar como _______ se ponía tensa. Me miraba seria, como nerviosa.

-¿Estamos solos? – se puso roja. 

– Estamos solos – me acerque a ella y la abracé. 

Capítulo 4





Narras tú.

Volví las cortinas con la mirada perdida. El chico que me gustaba me había visto hacer el inútil. En aquel momento quería desaparecer. Apague la música, y me vestí con lo que encontré. Decidí abrir la ventana, a ver si Justin estaba allí. No estaba. Quizás ahora piensa que me he enfadado; pensé. Iba a entrar, cuando vi que algo estaba saltando dentro de su habitación. Era él. Justin estaba bailando, sin música con solo la toalla puesta. Lo estaba haciendo a propósito para hacerme sentir mejor. No pude evitar reírme. Al verme, me saludo y salió al balcón.

-¿Lo ves? Bailo mejor que tú. –dijo apoyándose en la barandilla.

- No te lo niego. Es bastante…gracioso.

-¿Aun sigue en pie lo de esta tarde no?- preguntó indeciso- incluso, parece que va a llover.

-No lo dudes- le sonreí.

Pude escuchar como suspiraba de alivio y eso me hizo sentir especial.

-Nos vemos luego, no tardes- le dije, entrando a casa.

Vi como me sonreía y asentía a la vez. Cerré la ventana, y empecé a pensar que ponerme. Era mi primera “cita” con él, pero no estaríamos solos. No sabía quién era su pandilla. Soy una chica, que acostumbra a ir casi siempre con el mismo grupo de amigos. Y entrar en una nueva pandilla, dejando a lado mi timidez, sería un poco difícil.

Saqué toda la ropa de mi armario, para ver qué era lo más idóneo. Después de probarme 5 modelitos distintos, me vesti (http://www.polyvore.com/cgi/set?id=39710452&.locale=es)

Eran las 16:30, en media hora me vendría a buscar. Me deje el pelo suelto, y me puse los zapatos. Justin tenía razón, parecía que iba a llover. Por si acaso cogí el paraguas, y lo metí en el bolso. Me senté en la entrada de casa, esperando que el timbre sonara de una vez.

Narra Justin.

Me vestí rápidamente. Íbamos a ir, al centro comercial. Ryan me había dicho que nos esperarían en la puerta de este, así que _______ y yo, iríamos todo el camino solos. Sin nadie que nos molestara. Me calcé mis Supra, y baje las escaleras para ir a buscar a _______. Selena estaba dormida en el sofá. Estaba mirando un documental, y se había quedado dormida. Me hizo gracia saber que Sel miraba documentales, no era propio de ella.

Cerré la puerta con cuidado de no despertarla, y me dirigí a casa de _______. Parecía que iba a llover. Era irónico, lluvia en verano.

Narras tú. 

Estaba sentada jugando con el móvil, cuando sonó el timbre. El corazón me dio un bote. Decidí hacerlo esperar un poco, así que tarde en abrir la puerta. No quería parecer desesperada. Al fin la abrí, y… Allí estaba él. Con esa sonrisa irresistible que volvía a todas loca, y yo era una de las que sucumbía a su efecto.

Narra Justin.

Abrió la puerta, y allí estaba ella. Preciosa como siempre. Diferente a todas las demás. La única que tenía el poder de exaltarme el corazón. La chica de mis sueños.

Narras tú. 

Sonreía como una estúpida, no podía evitarlo.

-Hola- dijo Justin mientras me daba su mano -¿Nos vamos?

-Sí, claro – le sonreí.

Andamos un rato en silencio. Mi estomago había desarrollado mariposas. Odiaba esas estúpidas mariposas.

-¿Y tus amigos? - pregunte para romper el hielo.

-Nos esperan en el centro comercial – dijo sin mirarme – tranquila, les caerás bien.

Andábamos a paso lento. No nos habíamos alejado mucho del barrio. De repente empezó a llover.

Suerte que había cogido el paraguas; pensé.

Saqué el paraguas del bolso, con intención de abrirlo. Justin me miro sorprendido.

-¿En serio? ¡Vamos, _______! Si solo es agua – dijo debajo de la lluvia. Se estaba empapando.

-No me gusta la lluvia, la odio – dije suspirando.

Al decir esto, Justin me cogió el paraguas de la mano, y empezó a correr.
-Pues acostúmbrate a ella- le escuché decir, riendo.

-¡Justin devuélvemelo! – grite corriendo detrás suyo.
Al fin le alcancé. Estaba empapada, y el también.

-¿Lo quieres? – me preguntó desafiante.

Cada vez llovía más y más fuerte. Era la típica tormenta de verano. Le cogí el paraguas de la mano, y me acerque a él.

-Veo que soy más rápida que tú. – dije echando a correr.

La calle estaba desierta, no se escuchaba nada más que nuestros pasos, y la lluvia caer. Justin me alcanzó, y me cogió por la cintura alzándome hacia arriba.

-¡Te tengo! – grito – ¿Ahora quien es más rápido que quien?

Yo no paraba de reír, hasta que me bajo al suelo. Quedamos frente a frente, sin decir nada. En ese instante, nada me importaba, nada me importaba excepto el. Éramos él, yo y la lluvia, nada más. Justin dio un paso adelante y me abrazó. Podía escuchar, perfectamente los latidos de su corazón. Deseaba poder estar así, el resto de mi vida, sin nada que nos separase. De repente se separo de mí, y me besó...

jueves, 29 de noviembre de 2012

Capítulo 3




Narras tu.

-Hola preciosa - dijo saliendo al balcón.


Iba sin camiseta y me sonreía de una manera irresistible.


-¿Qué haces aquí, Justin?- se notaba un poco de alegría en mi voz. La verdad es que, iba a pasar dos meses como vecina del chico que me gusta. Pero no quería que él lo supiera.


-¿Qué hace la gente en casas? Vivir ¿no? - se río- La pregunta seria; ¿Qué haces tú aquí?


-Voy a pasar las vacaciones aquí…- intente sonar indignada, pero en ese momento la euforia invadía mi cuerpo.

Nos encontrábamos hablando de balcón a balcón. No había mucha distancia, con lo cual nos podíamos ver perfectamente, y escucharnos bien. No hacía falta que gritáramos.

-Me has alegrado el día _______, dos meses viéndonos cada día. – me guiño el ojo.


-Siento no poder decir lo mismo – mentí – tener que ver tu horrenda cara durante dos meses, no es precisamente mi sueño. Hazlo apacible, y no me molestes.


Iba a entrar cuando pensé que quizás me había pasado un poco. Pero no quería hablar más con él.


-_______! Ahora en serio, ¿Te gustaría venir a dar una vuelta esta tarde? No estaremos solos, habrá más gente. ¿O es que no podemos ser amigos? – noté que le habían hecho daño, mis palabras. Su voz, ya no era tan alegre.


-Está bien. – le dedique una de mis mejores sonrisas- pásame a buscar , pero no te hagas ilusiones sobre lo de ser amigos.

Justin empezó a reír a carcajadas, con que lo miré con cara de pocos amigos.

-Está bien. A las 17:00 te paso a buscar. No tardes ponerte guapa. Siempre lo estas- me sonrío y entro a dentro.


Entre en mi habitación, después de que lo hiciera el. Justin. Tan solo con decir su nombre, o escucharlo me entraban escalofríos. Estaba dejándome caer en sus riendas, pero es que era imposible no hacerlo. Él lo era todo para mi, y lo seguirá siendo. Es difícil dejar de querer a alguien de un día por otro, y este era uno de esos casos. Lo más claro que tenía era que estaba perdidamente enamorada de él.


Narra Justin. 


Cada día estoy más seguro de que es la chica de mis sueños. Lo tiene todo; belleza, inteligencia, es generosa, divertida. _______ , lo era todo para mí. Aunque yo para ella solo sea un niñato creído. Sé que aun está enfadada conmigo, por lo que nos paso en 5º de primaria. Yo era un crío, y las chicas no eran mi prioridad. Recuerdo que era una chica tímida, con aparato en la boca. Y ahora es una belleza en persona. Todos los chicos van detrás de ella y yo soy uno de ellos.


-Justin, ha llamado mama. Dice que no viene a comer, hoy tampoco. ¿Quieres ir al Burger?- me dijo Selena.


Selena es mi hermana mayor. Nuestra relación no es que sea buena del todo, pero en el fondo la quiero.


-No, es igual. Voy a salir con unos amigos luego- le conteste, sin que sonara demasiado borde.


Odiaba que mi madre siempre estuviera trabajando, pero no era culpa suya.

Decidí llamar a Ryan. Quería contarle que por fin lo había conseguido. Una cita con ________.

Narras tú:


Estuve toda la mañana hablando con mi madre. Hablamos sobre el instituto, sobre su trabajo, sobre papa, cuanto la había echado de menos y viceversa.


-Mama… ¿Conoces a los vecinos? – pregunté, intentando que no se notara un gran interés.


-¿Te refieres a Pattie y su familia? Los conozco des de que me mudé aquí. ¿Por qué? -aun el intento de no mostrar gran interés, mi madre me había cazado.


-Por nada, solo que Justin, su hijo va a mi clase.- Al pronunciar su nombre, me salió una sonrisa tonta. Mi madre se percató de ello, y se levanto.


-¿Te gusta?- escuché como reia.


-¿Qué? ¡NO!- me levanté, y fui a buscar un vaso de agua. La voz me salía quebrada. Estaba nerviosa.


-Era broma cielo. Voy a ir al centro, tengo que hacer unas cosas para el trabajo. ¿Tienes planes ya? – Con los planes, se refería si había quedado con Justin. Cuando quiere, mi madre es muy lista. Demasiado.


-Si, si que tengo. Ve, no te preocupes.- le sonreí.


-Estaré aquí para la cena.- dijo cogiendo el bolso- Te quiero.


-Yo a ti mama.


Subí a mi habitación, haber si había rastro de Justin. Me llevé una decepción, no estaba. Eran las 15:00, y decidí empezar a arreglarme. Puse, la radio a todo volumen y entré a ducharme. Aun no sabía que iba a ponerme. Era la primera vez, que quedaba con él, y quería dar una buena impresión.


Narra Justin.


Decidimos cocinar nosotros, bueno cocino Sel. Y lo suyo no era la cocina. Al final, pedimos una pizza. Después de comer, subí a mi habitación. Quería ver si estaba ________ en su habitación. Aun no me creía, que hubiera conseguido una cita con ella. Era algo que ansiaba desde hace mucho. No estaba. Decidí echarme una siesta, abrí el ventanal para que entrara aire. _______  tenía puesta la música a todo volumen. Estaba escuchando “mistletoe” de aquel cantante, del que todas las chicas están enamoradas de él. Qué suerte tenia, el chico este. De repente, apareció ella. Estaba bailando. Acababa de salir de la ducha, porque solo llevaba puesta la toalla. Quería entrar, pero no podía.

Bieber, la has cagado; pensé.
Me había visto. Volvió las cortinas de manera que no pudiera ver nada. En aquel momento, me sentí un perfecto inútil.

Capítulo 2



Narra Justin.

-¿Tú? ¿Gustarme?- empezó a reír - Dedícate al mundo de la comedia, que se te da muy bien. 

Me cogió el mando a distancia de mi mano, y se sentó en frente mío. 

-Bieber, empieza ya a hacer el trabajo si no quieres que mi padre se enfade.

Oficialmente era verano, y yo encerrado en la casa de mi profesor, que casualmente es el padre de la chica que me gusta. Empiezas bien el verano, Justin. 

Narras tú.


Quizás sea demasiado dura con él, pero no lo puedo evitar. El no me gusta, él me encanta. Lo tiene todo y todo lo relacionado con el es perfecto. Aun así tiene un gran defecto: es un creído. Aun recuerdo la primera vez que nos conocimos. Era 5º de primaria. Llegaba nueva al colegio, y todo lo nuevo siempre resulta difícil. Llevaba hierros en la boca, siempre iba con el pelo recogido en una cola, y la timidez siempre me apoderaba y porque no decirlo; era una empollona. Justin, nunca me prestó atención. Solo venia a preguntarme por los deberes y seguramente ni se sabía mi nombre. Desde el primer día en que le vi, desde hace 5 años estoy enamorada de él. Ahora, la cosa se cambia. Es él quien va detrás mío, y no se lo iba a poner nada fácil, aunque me costara. 


-_______ cariño, puedes mirar cómo va Justin, yo no puedo – Gritó mi padre des de la cocina. 


-Claro papá. 


No sé si lo he mencionado, pero mis padres están divorciados, yo y mi hermano Brandon hemos sufrido las consecuencias. Mi madre aun vive en la ciudad, pero no nos vemos tan a menudo como me gustaría. 


-Aburre ver tu cara por aquí, Bieber. – Dije, sentándome a su lado- ¿Aun no has acabado?


-¡Vamos! Si se que te gusta verme por aquí. –Se acerco a mí, y me susurro al oído- ¿Quieres que me quede a dormir hoy contigo?


Eso me produjo un escalofrío. Intente que no se me notara, me levante y cogí el portátil de encima la mesa. 


-Prefiero dormir con una mofeta, antes que contigo –Dije sentándome en el sillón. 


-Ya he acabado. Sé que me vas a echar de menos, lo intuyo. – Dijo guiñándome el ojo- Que pases un buen verano. 


-¿Qué vas a hacer este verano?- la curiosidad me invadía, y quería saberlo todo de él. - se rió - Me voy a quedar en la ciudad. ¿Y tú, niña de papa?


-También. 


Este iba a ser el primer verano que iba a pasar con mi madre. Brandon se quedaría con papa, y yo me iría a casa de mi madre. Dos meses y medio en una casa diferente. No sabía cómo iba a afrontarlo. 


-¿Has acabado verdad? Pues venga, largo. 


-Yo también te echare de menos- respondió sin girarse. 


Cerré la puerta, y rápidamente una sonrisa invadió mi cara. ¿Por qué tenía que ser tan perfecto?


-________, la cena! – escuche gritar a mi padre, desde la cocina.


-¿Y Brandon?


-Llegara tarde, tenía que trabajar.

Cenamos en silencio, yo seguía pensando en Justin, hasta que mi padre habló. 

-Cariño, mama te vendrá a buscar a las 07:00. Ten echa la maleta. 


-¿Tan temprano?


-Ya sabes cómo es tu madre, ella es quien pone las reglas.


Acabe de cenar, y subí hacia mi cuarto. Mi madre necesitaba estar más tiempo conmigo, y por eso este verano lo iba a pasar con ella.


Acabe de hacer la maleta, y puse el despertador a las 06:30.


*******

El despertador me dejo sorda, como de costumbre. Entre a la ducha pensando que iba a ponerme. Hacía tiempo que no la veía, y la echaba de menos. Me peine, me lave los dientes, me vestí ( http://www.polyvore.com/cgi/set?id=39495733&.locale=es)

Baje a bajo, mi padre ya no estaba y me había dejado una nota encima de las llaves.

“Siento tener que irme tan pronto, pero aun no estoy de vacaciones y tengo que trabajar. Brandon se ha ido también temprano. Pásalo bien con tu madre, y sobretodo diviértete. Te quiero”
Me guarde la nota en el bolsillo y escuche un claxon. Era ella. Cogí la maleta, las llaves y mi móvil. 

Allí estaba ella, con la puerta del coche abierta, y una gran sonrisa invadía su cara.

-_______ cariño! No sabes cuánto te he echado de menos - decía mientras me daba un abrazo.

Hablamos durante todo el trayecto, hasta llegar a casa. Mi madre era juez, podría decir que no tenia problemas con el dinero. Y eso se notaba por el tipo de barrio donde vivía y la casa que tenia. 


Entre en la casa, arrastrando la maleta. Era gigante, y estaba decorada, con muy buen gusto. 


-¿Has desayunado?- Preguntó mirando el reloj.


-No, la verdad es que no me dio tiempo.


-Pues, sube a tu habitación a dejar la maleta, y cuando bajes estará todo preparado ¿vale? - dijo eufórica.


-Claro, mama. ¿Cuál es mi habitación?


- La segunda puerta, a la izquierda.


Subí, y busque mi habitación. Era enorme, con un gran ventanal. Tenía un balcón fuera. La habitación era de color morado, con los muebles de color blanco. Era perfecta. Salí al balcón. No es que tuviera muchas vistas, la verdad. Daba a los vecinos. Mire enfrente mío, y vi una casa idéntica a la de mi madre. Había una habitación, con un balcón. Estuve un rato atenta a la casa, hasta que vi movimiento dentro de la habitación. Un chico sin camiseta, se paseaba por allí dentro. Estaba de espaldas, pero se notaba que el chico estaba en forma. De repente el chico se giró, y alzó la vista. 


No puede ser; pensé


¿De todas las personas que hay en el planeta, tenía que ser él?