sábado, 1 de diciembre de 2012

Capítulo 13



Narras tú.

Tenía razón. La tienda de campaña era bastante grande por dentro. Justin estaba estirado jugando con su móvil. Al verme, tomo postura y se sentó, dejando el móvil en el suelo. Me senté frente a él, dejando mi bolso encima del saco de dormir.

-¿Ya le has enviado el mensaje? – preguntó, arqueando una ceja.

-No. La he llamado – mentí. No quería decirle que había llamado a María.

Asintió con la cabeza, sin decir una palabra. Me estaba comportando como una niña estúpida. Tenía miedo, de estar a solas con mí… me costaba decir esa palabra. Tenía miedo a estar a solas con mi NOVIO. Estaba sentada frente a él, con la vista fija en el suelo. De repente Justin, soltó una pequeña risa. ¿Se estaba riendo de mí? Le mire, tenía la intención de preguntarle de que se reía, pero el hablo antes.

-Eh, relájate y no me seas tonta. - dijo Justin, acercándose más a mi - Ya te he dicho que no pasara nada si tú no quieres que pase. Eres demasiado importante para mí, y no quiero perderte.

Me cogió la mano para tranquilizarme. Yo me estremecí ante esas palabras, y recordé o que me dijo María: “Justin te querrá igual. Y no te obligara a hacer nada que tú no quieras”

Quiera a Justin, y si tenía que perder la virginidad con alguien, quería que fuese con él. Me acerque más a él, y le besé. Justin me atrajo hacia él con dulzura.
Me subí encima de él, cruzando las piernas por detrás de su cintura, rodee su cuello con mis manos y le besé. Justin estaba sorprendido ante mi cambio de actitud, se lo podía notar.

-¿Estás segura de todo esto?- me pregunto, indeciso. - sabes que a mí me da igual esperar. Le respondí, besándolo otra vez. Justin esbozo una de esas sonrisas que me traen loca, y me siguió el juego. Justin me tumbo, haciendo que yo quedara debajo de él.

No separaba mis labios de los suyos, no lo conseguía. Baje mis manos por su espalda, y le quite le quite lentamente la camiseta blanca que llevaba. Justin soltó una risa, sin dejar de besarme. Volví a poner mis manos alrededor de su cuello. Notaba como sus manos acariciaban mi espalda, haciéndome cosquillas, sus manos llegaron a mi cintura y me saco la camiseta, sin pensárselo dos veces. Noté como se quito los pantalones, y no pude evitar reírme. Me reí debido a los nervios. Justin me besaba por el cuello a la vez que hacia el intento de quitarme los pantalones. Tuve que ayudarle. Si hubiese sido por él, aun estaría en ello. Busque sus labios, y le volví a besar. Justin coloco sus manos en mi cintura, y las iba subiendo lentamente, hasta llegar al cierre de mi sujetador. Entonces, yo me estremecí. Él lo noto, y se separo de mí.

-¿Estás segura de querer hacerlo? - me pregunto, mirándome seriamente. La duda recorrió mi mente, en busca de una respuesta. - Si, quiero -conteste, tratando de esconder mis nervios. Justin me miro, dudoso. Le sonreí, me abalance sobre él y le besé con más ganas aun.

No quiero aborrecer contando todo lo que hicimos esa noche. Supongo, que prefiero guardármelo para mis recuerdos más íntimos.

Al acabar, Justin me besó en la frente, con una gran sonrisa en su cara.

-Te quiero princesa.

Me acurruqué en su pecho, intentando conciliar el sueño.

Me llamo ____________, y tengo ___ años, y esa noche había perdido la virginidad con mi novio, Justin Bieber.

--

Desperté debido a que me entro frio. Vi que Justin aun dormía, y no quería despertarle. Hice el mínimo movimiento posible para que no se despertara, y me levante en busca de mi camiseta y pantalones. Aun no me creía nada de lo que paso la noche anterior. Ve vestí, y salí a fuera a tomar el aire. Eran las ocho de la mañana. En mi vida, durante las vacaciones me levanté tan pronto. Me tapé la boca al bostezar, y vi que colgaba de mi mano la pulsera que Justin me regalo. Eso me recordaba que era su novia, cosa que aun me costaba asumir.

Era novia del chico que me jodío la existencia en primaria. Pero que ahora me trataba como la única chica del planeta. Un cambio bastante razonable. Estaba inmersa en mis pensamientos, cuando unas manos rodearon mi cintura.

-Buenos días – me susurro, dándome un beso en la mejilla.

Me gire y le abracé, después de darle un beso.

-Buenos días.

-En nada vendrán los demás. – Le mire extrañada – Vamos a ir a desayunar a casa de Blair.

Me separe de él, mirándole aun más extrañada.

-Blair no me soporta, y lo sabes. – Dije, pasándome la mano por el pelo - ¿No podemos ir a otro sitio?

- __________, no me hagas esto – me cogió de la mano – Sabes que a mí tampoco me cae bien Blair, pero hago el esfuerzo. Hazlo por mí, va.

Odiaba la capacidad que tenia para hacerme cambiar de opinión.

-Bueno… - dije, sin sonar muy convencida.

De repente, escuche a alguien gritar como un poseso. Era Ryan, que bajaba corriendo y se abalanzo sobre Justin tirándolo al suelo.

Luego aparecieron los demás, busqué con la mirada a María y cuando la vi fui a darle un abrazo. Aunque fuera un poco tonta, le debía mucho. Me devolvió el abrazo, sin poder evitar reír.

-Ya me dirás que tal eh, putilla. – dijo, sin que los demás la escucharan.

Ignoré lo de putilla, María era bastante rara. Le asentí, y fui a buscar mi bolso.

-¿Esto no lo recogeremos? – pregunté a Justin.

-No, tranquila. – Me paso el brazo por el hombro – Vámonos.

Fuimos hasta casa de Blair. En realidad no era su casa, era donde veraneaba. Era un chalet enfrente la playa, bastante grande. Estaba incomoda, porque sabía que Blair no me soportaba. No quería ni mirarla.

-Entrar, no hay nadie – dijo, Blair abriendo la puerta.

Mire a Blair, esperando que me dedicara una mirada de desprecio o algo parecido, pero me dedico una sonrisa.

-¿________, que no entras? – sus palabras sonaban simpáticas, era imposible que esa fuera Blair.

-Sí, claro. – conteste, esbozando una sonrisa.

Blair me había hablado sin ser borde. No me lo creía. O estaba soñando o ella tramaba algo…

Me fui a la cocina con los demás, y me senté al lado de Justin. Este me dedico una de esas preciosas sonrisas, culpables de mi felicidad.

Narra Blair.

Estaba harta de la niña esa estúpida. Des del primer día que conocí a ________, la odie. Ella era la culpable de que Justin se distanciara de mí, los últimos años. Justin y yo salimos juntos. Era todo genial. Luego llego el día en que doña perfecta, hizo un cambio radical en su imagen, y des de aquello nada volvió a ser igual. Pero no me iba a quedar de brazos cruzados. Me daba igual, que Justin quisiera a esa niña estúpida. Iba a recuperar lo que era mío, fuera como fuera. Iba a destrozar esa relación. Nadie le quita nada a Blair Waldorf.

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