sábado, 1 de diciembre de 2012

Capítulo 23




Narras tú.

Respire hondo y me sequé las lagrimas. Si creía que esto se acabaría así, lo llevaba claro. Baje las escaleras de dos en dos, a la mayor velocidad que pude. Salí a la calle y me dirigí a su casa. Piqué al timbre varias veces y me abrió Selena.

-Justin no está. – dijo, masticando su chicle.

Aun no sé cómo fui capaz, de ignorarla y entrar dentro de la casa sin hacerle caso. Ella tampoco se opuso, así que me facilito las cosas. Subí a su cuarto y abrí la puerta de su habitación y lo vi, estirado en su cama, leyendo. Al verme, soltó un suspiro y se levanto. Cerré la puerta de un portazo y me quede plantada mirándole, con la carta en manos.

-Que es esto – dije marcando claramente cada palabra por separado y enseñando la carta.

-¿No sabes leer? – se volvió a sentar en la cama, y cogió otra vez su libro.

Narra Justin. 

Me iba a odiar toda la eternidad por lo que le estaba haciendo. No pensé que vendría a verme a casa. Y mira que avise a Selena, de que no la dejara entrar.

-D-dime que es broma…por favor – se acerco más a mí, con los ojos húmedos. Me dolía en el corazón verla así.

-¿¡ES QUE NO SABES LEER!? Te lo he dejado bien claro – ante mi grito, empezó a llorar sin hacer ruido.

-No, no sé. Quiero que me lo digas tú – dijo casi en un susurro.

Mi odio hacia mi persona aumentaba. Deseaba decirle que la quería. Decirle que la había echado de menos. Que yo no era nadie, si ella no estaba conmigo. Pero no podía. No quería estropearle nada de su futuro.

-_________. NUNCA, NUNCA TE HE QUERIDO. – grité, cogiéndole la carta. – Gracias por ese polvo. No has sido nada más que eso, una de las miles de chicas que han pasado un verano conmigo. Olvídalo, por que todo ha sido una farsa.

-¡NO TE INVENTES LAS COSAS! – gritó, acercándose a mí. Se seco las lágrimas, pero volvieron a salir – No te creo. ¡NO TE CREO!

-Déjalo. Nunca te he querido. Eras la única chica que se me resistía… - Quería empezar a llorar, pero debía de seguir con la actuación. – Te he conseguido. Te he quitado lo que me interesaba. Ya no te necesito.

Ante mis últimas palabras, ________ se quedo petrificada.

-Justin…por favor…. – dijo, entre sollozos – Mírame a los ojos.

Me cogió de la cara, y no pude evitar estremecerme al sentir sus cálidas manos tocándome de nuevo. La miré a los ojos. Los tenía rojos. Aun no sabía que hacía de vuelta aquí, en teoría tenía que estar en Nueva York. Empecé a recordar todo lo que pase con ella. Sobre todo, la noche en que me declare. Una de las mejores de mi vida. Y ahora, estaba plantado enfrente de ella como un idiota, aguantándome las ganas de abrazarla y decirle lo mucho que la quería. Sin embargo, la estaba haciendo sufrir. Y por eso, me odiaba. Me odiaba por hacerla llorar.

-Mírame a los ojos, y dímelo – susurró – Ten el valor de decirme que no sientes nada. Dime que no sientes nada cuando te miro, y te abrazo. Dime que cuando me ves no sientes como el corazón te da un vuelco.

_______, empezó a llorar. Iba a hablar, pero puso un dedo en mis labios, para que me callara.

-Dime que no soy la única chica que te ha hecho que te tiemble el pulso. Dime que cuando estás conmigo, no te hace falta nada más para ser feliz – Hizo una pausa, y se acerco su cara a centímetros de la mía – Dime que cuando te beso…no sientes nada. Dime que todo esto es verdad y te aseguro que no me volverás a ver.

Mi mundo se congelo durante unos instantes. Quería decirle que no, que era mentira. Que la amaba más que mi propia vida. Que era la única chica que me hacía falta para ser feliz. Que cuando me besaba, mi mundo se paralizaba. Que no me importaba nada más que ella. Que necesitaba su presencia a mi lado, tanto el oxigeno para respirar. Quería decirle que sin ______, no existía Justin. Pero no podía.

-Nada de lo nuestro ha sido real – dije, soltándome de ella – Olvídame. Yo ya te he olvidado.

Y al ver su cara, mi corazón se rompió en mil pedazos. Haciendo que mi autoestima, se hundiera en lo más bajo.

_________, salió corriendo de la habitación. Escuché como cerró la puerta de la entrada con un portazo.

Me estire en la cama, y empecé a llorar desconsoladamente. Me odiaba a mí, odiaba a Blair y odiaba a todo el mundo. En dos semanas, empezaría las clases y tendría que salir con Blair.

Desee con todas mis fuerzas que ______, no volviera de Nueva York. Que se quedara allí, cumpliendo su sueño.

Su imagen llorando, quedo grabada en mi cabeza. Y cada segundo que pasaba, me sentía la persona más asquerosa de todo el mundo.

Narras tú.

Entre en casa. Mi madre no estaba. Mejor. Cogí el teléfono y llamé a Lucy. Quería volver a Nueva York, alejarme de él. Olvidarle.

Me inventaría alguna excusa para Lucy y otra para mi madre. Gracias a dios, Lucy no pregunto por qué quería volver. Me dijo que el avión saldría en dos horas y que un coche de la empresa iría a mi casa a buscarme.

Mi maleta aun estaba hecha, subí a mi habitación para cogerla. Quería alejarme de él y de todo lo que le rodeaba. Mire el reloj, en nada vendría el coche. Entonces, vi la pulsera colgando de mi mano. Con la “J” de su nombre, brillando. Me la quite y la tire a la papelera de mi cuarto. En esos momentos, odiaba todo lo relacionado con él.

Fui estúpida al creer que había cambiado. Que realmente valía la pena darle una oportunidad y confiar en él. Solo quería una cosa y me la quito. Él mismo lo dijo. Realmente, fui estúpida en pensar que me quería.

Escuché un el motor de un coche y seguidamente el claxon. Antes de salir, deje una nota a mi madre. Entre en el coche y mire su casa.

Me pidió que le olvidara. Y lo iba a hacer. Iba a rehacer mi vida de nuevo. Justin formaba parte del pasado. Un pasado que quería olvidar completamente.

*Fin primera temporada*

0 comentarios:

Publicar un comentario