Lentamente, se separo de mi y me abrazo. Nos quedamos en silencio unos minutos, escuchando las gotas caer y seguidamente nos pusimos a andar aun abrazados.
-Dime. ¿Como lo haces? - apoye mi cabeza en su hombro mientras andábamos a paso lento y nos mojábamos aun más.
-¿Como hago el qué?
-Hacer que te perdone tan fácilmente.
-Por que te encanto – me dijo, dándome un suave beso en la mejilla.
-Creído – musité.
-¿Quieres entrar? Esperamos a que deje de llover y intentamos secarnos sentándonos al lado del radiador – señaló el Starbucks de enfrente nuestro. Me apetecía algo calentito, así que acepte.
-¿Que te apetece? - me preguntó mientras nos poníamos en la fila.
Iba a contestarle que quería un chocolate caliente cuando mi mente perversa entro en acción. Aun sabiendo que había gente a nuestro alrededor, me acerqué a él y le metí la mano por debajo su camiseta mojada, haciendo que se estremeciera. Empece a trazar círculos con mi dedo indice sobre su abdomen y me acerqué a su odio, y lentamente le susurré;
-Me apeteces tu.
Me encantaba observar el efecto que tenia sobre él. Se quedo petrificado tragando saliva sonoramente.
-Era broma – añadí, dándole un golpe fuerte en su barriga.
-Eso no se hace – me dijo casi sin voz.
-Tu decidiste tontear con la rubia delante mio. Quiero un chocolate caliente, amor. - le guiñé el ojo y me fui en busca de una mesa vacía.
Le deje murmurando cosas que seguramente ni él sabia y no pude evitar reir. Me senté en la primera mesa que encontré, esperando que viniera, cuando alguien me sacó de mis pensamientos.
-¿_______? - levanté la vista y me di cuenta de que era Josh. Me quede petrificada, sin saber que responder.
-¿Que haces aquí? - espeté.
-Lo mismo puedo decir. Me he iba a casa, pero no tengo llaves y mi hermana trabaja aquí.
-Ah. Bien.
Era una situación bastante incomoda, teniendo en cuenta lo que había pasado hacia pocas horas atrás y más sabiendo que Justin llegaría en cualquier momento.
-Escucha... - se rasco la parte de atrás de su cabeza – Lo sien...
-Llego tu príncipe azul – Justin le interrumpió y al verle, su reacción no fue la mas adecuada. - Mejor nos vamos arriba , ________.
Me dio mi vaso y nos fuimos para la planta superior, pero me agarraron de la mano.
-Déjame hablar contigo, por favor. - Sus ojos me lo suplicaban y no se lo negue.
-Justin, 3 minutos. - acaricie su mejilla – Solo 3. Lo prometo.
Puso los ojos en blanco, y siguió subiendo las escaleras hasta que desaparecio.
-Qué.
-Escucha... - empezó a hablar. Vi como le temblaban las manos – Realmente, no se lo que ha pasado hace 2 horas. No sé por que he reaccionado así. Pero es que no le soporto. Y tu estas ciega. No ves como es la realidad.
-Claro que veo la realidad. - Me burlé. - La realidad es que te has comportado como un imbecil y ahora estas buscando excusas.
-No la ves. - suspiro. - Tu no sabes como es este del que “estas enamorada”. Pero tu misma, no digas que no te he avisado.
Dio media vuelta, y se fue. Sin haberse llegado a disculpar.
Subí las escaleras para buscar a Justin. Cuando le ví, me fui a sentar a su lado.
-¿Que haces? - le pregunté besando su mejilla. Estaba concentrado con su móvil.
-Mi Pou se esta muriendo. Estoy en depresión. Animáme. - hizo un puchero de niño pequeño.
-Que tonto eres, oye. - me reí.
-¿Que te ha dicho? - Su capacidad para cambiar las expresiones faciales era enorme. De sobreactuar a estar totalmente serio. Me sorprendía.
-Nada la verdad – suspiré – Esperaba que se disculpara, pero ni eso.
-Soplapol...
-¡JUSTIN! - me empece a reír – Ese vocabulario.
-Perdona mamá. - hizo una mueca.
Pasamos el rato en el Starbucks, compartiendo pequeños instantes que no significarían nada para cualquiera que nos estuviera mirando, pero que para mi lo eran todo.
-¿Donde vas a pasar las navidades? - dijo de repente.
-Pues no lo sé. Iba a pasar este fin de semana con mi madre pero ella no puede. Asi que me quedo en casa de mi padre – suspiré – Y para vacaciones de navidad...Queda una semana. No sé. ¿Porqué?
-¿Por que no te vienes? - dijo sonriendo.
-¿Donde?
-Ryan y los demás, vamos a ir a esquiar. Quiero que vengas. - simulo una falsa tos – Exijo que vengas.
-Lo hablaré con mis padres. Gracias por invitarme. - sonreí - ¿Nos vamos ya? Quiero llegar antes que mi padre.
Justin asintió, y nos levantamos. Andábamos por las calles abrazados. Aun estabamos un poco mojados, pero no tanto como al principio. Por el centro de la ciudad, se notaba el ambiente a navidad. Los niños con sonrisas enormes en sus caras, señalando escaparates repletos de juguetes y similares, las luces que adornaban las calles cuando caía la noche. Definitivamente, me encantaba la navidad.
-Me gusta la navidad. Y saber que la voy a compartir contigo hace que me guste mas aun – me susurró al oído.
Escondí mi cara en su hombro. Tenia esa capacidad de hacer que se me subieran los colores en pocos segundos.
Después de andar un rato, llegamos a casa.
-Bien. Nos vemos...el lunes. - me beso la frente, la nariz, y luego los labios – Te quiero.
-Yo a ti no. - sonreí abrazandole.
-Mentirosa. ¿Como no puedes querer a algo tan adorable como yo?
-Tonto. - Le besé por ultima vez antes de entrar en casa – No me eches de menos.
-Ya lo hago – dijo dramatizando.
Entre en casa y automáticamente después de cerrar la puerta me tire al sofa de cabeza.
Estúpido amor adolescente; pensé.
Volvía esa sonrisa de adolescente-tonta-locamente-enamorada a mi cara y no había manera de quitarla.
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