sábado, 1 de diciembre de 2012

Capítulo 9 ~ Seguna Temporada



Narras tú.

-¿Justin? Puedo hablar contigo. – apareció Blair con los ojos llorosos.

-No. – Justin me acaricio el puente de la nariz con el pulgar, sin dirigirle la mirada.

-Justin… - susurré. – Esta llorando.

-Me da igual. – Se levanto, e hizo que yo me levantara con él – Vamos.

Mire como una Blair petrificada, estaba aun detrás de nosotros. Estaba totalmente pálida. Me dio pena, en realidad, supuse que ella hizo todo eso porque estaba aun enamorada de Justin. Por
otra parte, valiente zorra que era.

Justin me cogió de la mano con fuerza, y nos fuimos a secretaria.

-Haz ver que estas enferma – me sonrió - ¿Sabes actuar no?

-¿Qué? ¿Por qué voy a hacer eso?

-¿No quieres que pasemos un rato solos? – me hizo un puchero, y no pude evitar sonreír

-La verdad es que no quiero. ¿Crees que ya esta todo solucio…

Me cogió de la cintura, y me acerco a él hasta chocar nuestros labios. Vi como me guiñó el ojo, e automáticamente, cerré los ojos para entregarme más en el beso.

Extrañaba esa sensación de sentir sus manos sobre mi cintura y sus sonrisas encima de mis labios.

-Claro que está solucionado – añadió al separarse de mi – Ahora, hazte la enferma.

-Estúpido – musité.

Andamos hasta secretaria, y Justin fue a hablar con la chica de ahí.

-Hola Justin – escuché como le hablo, mal asunto

-¿Me echabas de menos Amanda? – estaba segura de que después de esa frase le había guiñado el ojo. Maldita maquina de seducción. – Mi compañera de clase se encuentra mal. Creo que tiene que ir a casa. ¿Podemos llamar a su madre?

Vi como la chica (rubia, seguramente de bote) saco la cabeza para mirarme. Hice la peor cara posible, aguantándome la risa, porque Justin me miraba fijamente.

-Señorita…

-________. Se llama _________ - Contestó Justin.

-Bien, _______. Debes darme el numero de tu madre – Amanda puso los ojos en blanco.
Le di mi teléfono a Justin para que buscara el numero y se lo diera la secretaria.

-No más de 5 minutos. – Me alcanzó el teléfono, pero Justin se lo quito.

-¿Es que no la ves? ¿Cómo va a hablar en ese estado? Ya lo hago yo. – Empezó a marcar el número, mientras la otra murmuraba cosas. Seguramente sobre lo harta que estaba de él.

-Vaya por dios…No lo coge. Amanda, creo que ______ debe de salirse ya, antes de que vomite otra vez. Y no es muy agradable.

Noté como los colores me empezaban a subir, maldito mentiroso.

-Lo siento Justin, pero no os puedo dejar salir sin autorización.

-Vamos Amanda – le cogió un mechón de pelo – Mañana te traemos la justificación. Necesita ir al médico. ¿No la ves?

La rubia empezó a reír de manera estúpida, y Justin le siguió el rollo.

-Está bien, pero mañana las justificaciones. La última vez, Justin.

-Gracias Amanda, eres la mejor. – le guiño el ojo, y vino hacia mi. – Vámonos al medico.

Me tendió la mano para que la cogiera, pero se la negué.

Salí del recinto, a paso rápido, dejando a Justin detrás mío. Miré al cielo, y estaba empezando a nublarse. Tenia que llegar a casa lo más pronto posible

-¡EH! ¡ _______! -escuché sus pasos apresurados, detrás mío - ¿Qué haces?

-“Eres la mejor Amanda” “Vamos Amanda” – repetí, imitando su voz.

-¿Celos? – se empezó a reír, y yo seguí andando.

-¡ESTUPIDO! – dije sin mirar atrás, y le dedique mi precioso dedo corazón.

Sentí como unas manos rodeaban mi cintura, y me levantaban, hasta verme montada encima su hombro.

-¡BAJAME MALDITO CREIDO! – pataleaba como una histérica intentando que me bajara, pero no me hacía caso.

-¿Qué has dicho, mi vida? – se estaba divirtiendo, porque lo notaba en su voz.

-¡QUE ME BAJES!

-Parece que va a llover, amor. – Seguía andando, como si no me llevara encima.

Después de unos 5 minutos, al ver que no tenía intención de bajarme, metí mi mano por dentro de su camiseta, y le acaricie la espalda. Eso le hizo flaquear, y pude deshacerme de su agarre.

-Conozco tus puntos fuertes, cariño. – Dije, antes de empezar a correr.

Justin tenía razón. Empezó a llover, yo sin paraguas y encima corriendo.

No podía correr rápido, y Justin estaba detrás mío ya. Y otra vez, sentí su agarre que me levantaba, pero estaba vez, me volvía a dejar en el suelo.

-¿No te recuerda a nada esto? – susurró, poniéndome un mechón de pelo mojado detrás de la oreja.

*Flashback*

-¿En serio? ¡Vamos, _______! Si solo es agua – dijo debajo de la lluvia. Se estaba empapando. 

-No me gusta la lluvia, la odio – dije suspirando.

Al decir esto, Justin me cogió el paraguas de la mano, y empezó a correr.

-Pues acostúmbrate a ella- le escuché decir, riendo.

- ¡Justin devuélvemelo! – grite corriendo detrás suyo.

Al fin le alcancé. Estaba empapada, y el también.

-¿Lo quieres? – me preguntó desafiante. 

Cada vez llovía más y más fuerte. Era la típica tormenta de verano. Le cogí el paraguas de la mano, y me acerque a él. 

-Veo que soy más rápida que tú. – dije echando a correr.

La calle estaba desierta, no se escuchaba nada más que nuestros pasos, y la lluvia caer. Justin me alcanzó, y me cogió por la cintura alzándome hacia arriba.

-¡Te tengo! – grito – ¿Ahora quien es más rápido que quien?

Yo no paraba de reír, hasta que me bajo al suelo. Quedamos frente a frente, sin decir nada. En ese instante, nada me importaba, nada me importaba excepto el. Éramos él, yo y la lluvia, nada más. Justin dio un paso adelante y me abrazó. Podía escuchar, perfectamente los latidos de su corazón. Deseaba poder estar así, el resto de mi vida, sin nada que nos separase. De repente se separo de mí, y me besó.

*Fin del flashback*

Nuestro primer beso.

-No me recuerda a nada… - sentí como se estremeció, y abrió los ojos.

-¿Puedo recordártelo? – me susurró encima los labios.

Asentí con la cabeza, y sin pensárselo dos veces, me besó. Otra vez. Debajo la lluvia. Miles de fuegos artificiales explotaban en mi interior. Otra vez éramos solo él, yo, y la lluvia. Sin ninguna preocupación. Sin nadie que evitara que estuviéramos juntos.

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