sábado, 1 de diciembre de 2012

Capítulo 18




Narras tú.

Fui andando hacia casa. Quería pensar. Aun no tenía ni la menor idea, de cómo explicarle a Justin que me iba. I tenía el mismo problema, con mi madre. No sabía cómo decirlo. Antes de llegar a casa, vi que el coche de la madre de Justin estaba aparcado en la entrada. Cuanto antes se lo dijera, mejor. Piqué en el timbre y al cabo de dos minutos me abrieron. Supuse que era Selena, su hermana. Le pregunté por Justin. Me miro bien, y luego le llamo. Vi, por encima de su hombro como bajaba las escaleras rápidamente y al verme esbozaba una gran sonrisa. Se abalanzo sobre mí y me abrazo, sin dejar de darme besos. Mientras Selena observaba con atención, esa escena.

-Justin… - dije, incomoda por la situación.

-Ah, Selena. – Dijo, mirándola – Esta es ______, mi novia.

Esta puso los ojos en blanco, y entro a la casa.

-Te he echado de menos – dijo, abrazándome.

-Y yo a ti – me faltaba nada para empezar a llorar.

-¿Dónde estabas? – contestó, al ver cómo iba vestida.

Me estremecí. Un nudo en la garganta, me impedía hablar.

-Eso te tenía que explicar… - dije, casi en un susurro.

-¿Qué pasa? – noté, que se estaba preocupando demasiado.

-No es nada malo, de verdad. No te preocupes – le sonreí. – ¿Vienes a casa, y te lo explico?

Asintió con la cabeza, y me dio la mano. Iba a echar de menos, cada segundo que pasaba con él. Tenía que disfrutar al máximo, las horas que me quedaban de su compañía.

Entré a casa, seguida de él. Subí las escaleras hacia mi cuarto para cambiarme, ir con falda me estresaba. Busqué algo para ponerme mientras pensaba en cómo decirle que me iba. No sabía cómo explicárselo, me intimidaba demasiado. Tenía miedo a que se lo tomara mal, y que se enfadara conmigo. Me cambie rápidamente y baje. Justin estaba de pie, cotilleando las fotos. Al verme, se acerco a mí.

-¿Recuerdas el casting? – Dije, sentándome en el sofá – Pues me llamo una empresa, para que hiciera su campaña.

-¿De verdad? – dijo, sorprendido. – ¿Qué empresa?

-Hollister. – contesté rápidamente.

-OH, DIOS. VOY A TENER UNA NOVIA MODELO– Dijo, eufórico – No, en serio. Me alegro por ti. Es tu sueño, y lo vas a cumplir.

Le abracé, porque no quería verle la cara al decirle que me iba.

-Tengo que irme a Nueva York – dije, con un tono de voz muy bajo.

-¿Qué? – dijo, separándose de mí. – Dime que estas bromeando.

Mis ojos se humedecieron.

-Tengo que ir a Nueva York – repetí, sin poder mirarle – 4 meses.

-¿Estas bromeando? – Se levanto de mi lado - ¿Y los estudios? ¿Y tu familia y amigos? ¿Y… y lo nuestro?

-¿Crees que quiero separarme de ti? – pregunté, sin evitar que cuatro lagrimas resbalaran por mis mejillas - ¿Crees que me gusta la idea?

-¿Y no puedes decir que no quieres ir? – se volvió a sentar a mi lado.

-¿Me vas a impedir alcanzar algo, que ansió des de pequeña? – me levante y sin saber dónde meterme.

Él me siguió, hasta que me paro.

-No. – Me cogió de la mano – Eso es totalmente mentira. Sabes que yo, quiero que lo consigas.

-¿Y entonces? – Dije, mirándole fijamente – ¿Cuál es el problema?

-¿Te parece poco, estar 4 meses sin verte? – dijo, sin dejar de mirarme - ¿Crees que me gusta esa idea? Ya sabes la respuesta.

-A mí tampoco me gusta. – Me separé de él – Pero serán 4 meses, y luego volveré aquí.

Justin negó con la cabeza y dio media vuelta para irse.

-Justin. –Dije, con lágrimas en los ojos – Por favor, no me lo hagas más difícil aún. No soportaré estar lejos de ti y más si estas enfadado. 4 meses, nada más.

Me acerqué a donde estaba, y le abrace. Él se quedo inmóvil, petrificado.

-Te quiero – dije, claramente.

-Te quiero más – dijo, abrazándome más fuerte.

-Prométeme, solo una cosa – me aparte de él, para verle la cara – Asegúrame que nada cambiara entre nosotros, que me llamaras cada día y sobretodo, que me echaras de menos.

Me callo con uno de sus besos, interminables. Uno de esos besos, que me recordaron a la noche que pasé con él. Una de las mejores de mi vida, sin duda alguna. Justin me coloco las manos, alrededor de su cuello y me alzo del suelo. Sin dejar de besarme, me llevo al sofá donde los dos caímos, sin poder evitar reír. Su cara estaba a escasos centímetros de la mía y nuestras narices se rozaban. En ese momento, el viaje a Nueva York despareció de mi mente por culpa de esos ojos color miel, que me hipnotizaban del todo y hacían que lo olvidara todo.

-Te echaré de menos – dijo, jugando con mechón de mi pelo – Espero que tu también.

Se acerco aun más a mí y me beso lentamente. Enredó su mano con la mía y con la otra acarició mi mejilla con dulzura. Mi felicidad a su lado es cada vez más inmensa. El beso iba subiendo de intensidad y ni él ni yo, lo evitamos.

-¿Cómo va a acabar esto? – dije, cogiéndole por el cuello de la camiseta.

El simplemente, se limito a sonreírme y me volvió a besar. Me senté encima de él y entre besos, le quite la camiseta. Él siguió sin inmutarse, solo soltó una pequeña risa.

-Vaya, menudo cambio. – dijo, irónico.

Me cogió por la cintura y sin pensárselo dos veces me quito la camiseta y después el pantalón. Entonces, escuché algo que me hizo parar en seco.

-¿Qué pasa? – pregunto, preocupado.

Escuché una puerta de coche cerrarse y rápidamente me levante. Cogí mi camiseta y mis pantalones y me los puse rápidamente, bajo la atenta mirada de Justin.

-Vístete, hostia – dije, estresándome – mi madre va a entrar.

Cogí su camiseta del suelo, y se la tire. Cogí el mando de la televisión y me senté a su lado, entonces entro mi madre.

-¡________, ya estoy en casa!– al ver a Justin, se sorprendió – Hola...

-Disculpe, ya me iba – dijo, levantándose.

-Oh, no quédate tranquilo – dijo sonriendo, luego me miro a mi - ¿No te dije que me llamaras?

-No tenía ganas… - dije, levantándome hacia donde estaba – Mamá, me han aceptado.

-Ya lo sé – dijo, entrando a la cocina.

-Quieren que vaya… ESPERA ¿QUÉ? – dije, siguiéndola - ¿Cómo que ya lo sabes?

-Antes de que fueras, llamé a la tal Lucy esta. Me conto todo y le dije que sí. Que solo faltaba tu decisión.

-Muy bonito – dije, irónica - Me voy el lunes, mañana me ayudaras a hacer la maleta.

Mi madre suspiro y asintió con la cabeza.

-¿Te quedas a cenar, Justin? – dijo, mirándome.

-Oh, no. Creo que me voy a ir. – Se levanto hacia la entrada – Un placer haberla vuelto ver.

Mi madre se despidió

Le acompañe hacia fuera, donde pude despedirme mejor de él.

-Esta noche te llamo – dijo, cogiéndome la mano – Y mañana, pasaré por aquí.

-Vale – dije, abrazándole – Te echaré de menos, de verdad.

-Y yo a ti – susurro – Luego hablamos.

Me dio un ligero beso y se fue hacia su casa. Cuando vi que entro, me fui hacia la mía. Al entrar, mi madre me sonreía patéticamente.

-Bien… - dijo, sonriendo – Que guapo que es tu novio.

-Oh, por dios mama – subí corriendo las escaleras, dejándola sola, riéndose como una loca.

Narra Blair.

Después de andar durante 2 horas seguidas, al fin llegué a casa. Mi madre no estaba y mi padre tampoco.

-¡Gladis! – Grité a la asistenta – Mis padres vendrán tarde hoy, así que no hace falta que prepares la cena.

-De acuerdo, señorita Waldorf. – dijo, asintiendo con la cabeza.

Subí a mi cuarto para cambiarme y buscar algo que hacer. En dos días, ______ se iba, y en dos días yo tenía que actuar. Lo tenía todo pensado y planificado a la perfección. Aun me planteaba si hacerlo yo. Pensé que Sarah, me querría ayudar, pero estos días se estaba volviendo una pelma. No quería ensuciar mi imagen. Si no, Justin me odiaría aun más y todo lo que estaba haciendo, no serviría de nada.

Mientras me pintaba las uñas, pensé en alguna forma de que nadie se diera cuenta de mis intenciones. Y entonces, una idea apareció en mi mente. Deje que se secaran mis uñas y cogí mi teléfono. Busqué en mi agenda de contactos su número de teléfono, ser una persona popular ayudaba a tener bastantes conocidos y sobretodo a gente dispuesta a hacerme favores.

-¿Si? – respondió con su voz grave.

-¿Jonny? Soy Blair – Dije, con una dulce voz – Necesito tu ayuda.

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