sábado, 1 de diciembre de 2012

Capítulo 3 ~ Segunda Temporada



Las semanas iban pasando, lentamente. Poco a poco, me fui haciendo intima de Josh. Me sorprendía la cantidad de cosas que teníamos en común. El proyecto de fotografía iba genial, y esa misma tarde había quedado con Josh para ir a hacer unas cuantas fotos más, de paisaje natural.

-Intenta no ponerte tacones. – se burlo de mi

Le di un pequeño empujón, mientras me reía.
Durante esos días, me dije en Justin. Cada mañana me sonreía y me decía “Buenos días”

Blair ya no estaba pegada siempre a él. Llegue a pensar que habían roto, pero luego me di cuenta de que no. Su actitud conmigo no era la misma, era más simpático y agradable que durante las primeras semanas que me incorpore a las clases.

-A las 4, en la puerta del instituto – dijo Josh, despertándome de mis pensamientos.

Asentí con la cabeza, mientras solté un suspiro.

Fui a mi casa para comer. Tenía dos horas aun por delante. Mi padre no acababa las clases hasta las 5, así que tuve que buscarme la vida. Saqué una pizza del congelador y mientras se calentaba, fui a poner a cargar la cámara de mi padre, para poder hacer las fotos.

Después de comer, me vestí (http://www.polyvore.com/cgi/set?id=46338527&.locale=es) y deje una nota a mi padre.

“He salido, tengo que hacer un trabajo para el instituto. Volveré a la hora de cenar”

Cogí las llaves, y me dirigí al instituto. Josh estaba allí, apoyado en la pared, esperándome. Me fije en él. Era guapo no, lo siguiente. Cualquier chica se sentiría atraída por él, sin embargo él no parecía el tipo de chico, con novia. Al pensar eso, me sentí mal, sin saber el porqué.

-Bien, me has hecho caso y no te has puesto tacones – dijo, señalando mis pies.

-Deja de burlarte de mí – me reí.

-Vamos, va. ¿Has traído la cámara? Veras el sitio que bonito es… - dijo, alzando la ceja.

-Venga. ¿Dónde es? – pregunté, mirando a mi alrededor.

-Ven – me cogió de la mano, y no pude evitar estremecerme al sentir el contacto de su piel.

Llegamos a un callejón, donde una moto estaba aparcada.

-¿Y esto? – pregunte, mientras me daba un casco.

-Regalo de cumpleaños – se rio. Se subió y yo hice lo mismo. – Agárrate fuerte.

No pude evitar sonreír. Me agarre a su cintura y en menos de 10 segundos, ya había arrancado e íbamos por carretera. Camino a dónde íbamos, me sentía confusa. Parecía que me estaba enamorando de Josh. Algo que yo no quería. Mis experiencias no fueron muy buenas, y no quería volver a sufrir otra vez.

Josh se paro en mitad de la carretera, y se bajo.

-¿Qué haces? – dije, sorprendida.

-Mira. – dijo, señalando a mi derecha.

Un campo vacio con indicios de que empezaba a brotar hierba y plantas, con arboles a los que les empezaba a salir las hojas.

-¿Pretendes que hagamos las fotos aquí? – Dije, decepcionada – No me gusta.

-Escucha. Estamos a finales de invierno casi. Cuando llegue primavera, esto estará muy verde, con muchísimas flores y los arboles perfectos. He pensado que cada semana podríamos venir aquí, y ver como todo va creciendo. Si no, siempre podemos cambiar de lugar.

-Bueno… - dije, sin sonar muy convencida.

-Confía en mí. Esto a principios de primavera, estará genial. Ya verás – me sonrió - Si no, siempre podemos cambiar de lugar.

Josh tenía una capacidad para convencerme fácilmente. Como hablaba, argumentaba y se expresaba, era increíble.

Hicimos unas cuantas fotos, y Josh me llevo a casa.

-Bien, mañana nos vemos. – me dijo, sonriendo.

-Hasta mañana… - iba a entrar, cuando Josh grito.

-¿Sabes? Si fueras rubia, serias mi tipo de chica ideal. – dijo, guiñandome el ojo.

-¿Perdona? – fui a donde estaba él.

-ERA BROMA, NO ME PEGUES – gritó.

Arranco la moto, y se fue, dejándome hablando sola.

Al día siguiente.

Casi llegue tarde a clase, por culpa del despertador. Me vesti rápidamente (http://www.polyvore.com/sdkjghdskjghsdkjghdskgjds/set?id=46230793) y ni siquiera desayune. Entre a clase, hecha polvo.

-Eres una vaga – se burló Josh.

Le levante el dedo corazón, mientras le sonreía. Estábamos en clase de filosofía. Pedí al profesor que me dejara salir a beber agua, y este accedió.

Los pasillos estaban desiertos, no había nadie. Bajando las escaleras, hacia la fuente del patio, unas manos rodearon mi cintura.

-¿Ya no te acuerdas de mí? – Me susurro al oído, haciendo que sus labios rozaran mi oreja.

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